Cada oportunidad que tengo de visitar y perderme por las calles del Centro Histórico de Cartagena es un placer que no me gusta desaprovechar. Disfrute caminar por las románticas y vibrantes calles coloniales, la aventura clásica que no puede faltar en La Heroica.
Disfrutar este hermoso sector, este tesoro de la humanidad, es una experiencia que todos deberíamos realizar al menos una vez en la vida. Este recorrido es un deleite, no sólo para la vista con sus bellas edificaciones, sino también para los otros sentidos, ya que mientras lo recorre puede disfrutar deliciosos sabores, escuchar ritmos contagiosos y sentir en su piel la fresca brisa que aleja el calor excesivo.
También puede leer: Cartagena, musa que inspira a músicos y cantantesEn esta oportunidad, me reuní con un grupo de amigos músicos que habían terminado de presentarse en un exclusivo restaurante cercano a la siempre encantadora Plaza Fernández de Madrid. Y aunque tenía varios planes para hacer en compañía de ellos, lo primero que me dejaron saber cuando nos saludamos fue que tenían que salir hacia el aeropuerto en dos horas, por lo que teníamos que aprovechar al máximo el tiempo y movernos con agilidad para enviarlos de vuelta a su ciudad cargados de buenos recuerdos.
Eran las cinco cuando nos encontramos. La tarde estaba fresca y un hermoso cielo con tonalidades rojas y amarillas nos acompañaba. Lo primero era definir el itinerario de acuerdo con los antojos de mis amigos, así que nos decidimos por cuatro actividades, esparcidas a lo largo del Centro Histórico y que recogían parte de la esencia que le aporta su magia a la ciudad Heroica.
Si, está leyendo bien, la playa también se puede vivir en el Centro Histórico. Una de mis amigas se moría por poder meter sus pies en el mar y aprovechar para ver el sol perderse en el horizonte. A pesar de no ser la playa más comercial, en el sector de La Tenaza, un tramo de las murallas comprendido entre los baluartes de Santa Catalina y San Lucas, puede encontrar una porción de playa en la que se ubican los pescadores de la zona. Luego de salir a la Avenida Santander por una de las bocas del cordón amurallado, y pasando junto al Monumento a los Alcatraces, encontramos el lugar perfecto para disfrutar, al menos con nuestros pies descalzos, las tibias aguas del mar Caribe en compañía de quienes se ganan la vida en la zona, personas humildes pero ricas en calor humano y cordialidad. No sobra decir que el atardecer fue espectacular.
Jugo de zapote y ceviche de camarones en el Centro Histórico
Luego de satisfacer el capricho de nuestra amiga, la siguiente parada era para refrescarse y calmar un par de antojos que los habían acompañado durante el día. La misión era conseguir un jugo de zapote en leche y un típico ceviche de camarones. Afortunadamente no tuvimos que caminar mucho para encontrar, cerca de la Plaza Santodomingo, un lugar donde ofrecen una gran variedad de jugos naturales preparados al momento de la orden. Por un valor de entre 3.000 y 5.000 COP puede deleitarse con estas bebidas.
Ya el reloj estaba cerca de marcar las seis de la tarde, cuando nos dirigimos hacia el sector de la Avenida Venezuela, diagonal a la Plaza de la Paz y a la icónica Torre del Reloj, donde encontramos distintos locales listos para satisfacer el antojo de esta clásica preparación con suculentos frutos del mar. Por distintos valores, entre 10 y 15 mil COP, puede aprovechar estos deliciosos ceviches.
“¿Dónde puedo comprar un enyucado? En mi casa les encanta”, dijo mi amiga mientras pagábamos la cuenta. A mi mente se vino inmediatamente el Portal de los Dulces, un lugar al cual llegamos rápidamente entrando a la Ciudad Amurallada por la Torre del Reloj y cruzando luego la Plaza de los Coches. Allí, a lo largo de los pasillos coloniales de varias construcciones de época, encontramos una feria que reúne los más deliciosos dulces típicos de Cartagena. En medio de esta increíble variedad de sabores, colores y texturas logramos conseguir un sabroso enyucado, una torta casera hecha a partir de harina de yuca y saborizada con un poco de anís. Nos pidieron inicialmente 10 mil COP, pero logramos llevar 2 por 16 mil COP. Por supuesto que no fue lo único que compraron. Con bolsas llenas de dulces y una gran sonrisa adornando sus rostros, emprendimos nuestro regreso hacia el punto donde los recogerían.
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¿Por qué será que el tiempo vuela para nosotros los mortales en el Centro Histórico? Ya tan sólo nos quedaban cuarenta minutos para disfrutar algunos de los espacios más atractivos de Colombia, pero para evitar inconvenientes de último minuto decidimos regresar a nuestro punto de partida, la siempre acogedora Plaza Fernández de Madrid. Aunque dos horas pueden parecer un tiempo insuficiente para recorrer una zona llena de historia y cultura, si se planifica bien puede disfrutar de un rato cargado de mucho sabor y emoción. Mientras la despedida se acercaba, nos sentamos un rato en la Plaza a escuchar un dueto de cuerda que tocaba en un restaurante cercano. La atmósfera bohemia y la buena energía de la gente hizo que el poco tiempo que nos quedaba se esfumara en un momento inolvidable.
Cuando el vehículo que los llevaría hacia el aeropuerto llegó, no podía creer todo lo que habíamos alcanzado a hacer en estas agradables dos horas por el Centro Histórico. Un lugar que nunca envejece y jamás pasará de moda.