"Cartagena cuenta con un fascinante Centro Histórico, murallas, paradisíacas islas y el bohemio barrio Getsemaní, una ciudad llena de historia, cultura y tradición, con una plaza de mercado que atrae a extranjeros por las dinámicas cotidianas que en ella se generan”, esas fueron las palabras de Samuel Vergara, el guía de turismo de Alternative Travel Cartagena, una agencia de turismo que ofrece una forma de vivir la ciudad de manera dinámica y diferente.
Durante mi estancia en Cartagena de Indias conocí lugares que me enamoraron, pero deseaba explorar distintas facetas de la ciudad y vivir una experiencia alejada de la arquitectura colonial y los lujos.
El destino era Bazurto, la llamativa central de abastos de la ciudad, que aunque no está posicionado como un punto turístico, se ha convertido en sitio de interés para visitantes internacionales.
El Parque Fernández de Madrid fue el punto dónde me reuní con el guía y un grupo de extranjeros que al igual que yo, deseaban conocer una Cartagena distinta. Desde ahí
nos dirigimos hacia el monumento de la India Catalina, atravesando la Calle de la Tablada, y cerca de aquel lugar tomamos una buseta (transporte público cartagenero) en la que estuvimos desplazándonos durante 20 minutos aproximadamente. Llegamos a Bazurto desde la Avenida del Lago, aunque también puede hacerse desde la Avenida Pedro de Heredia, ya que el mercado se encuentra entre dos de las principales y más concurridas vías de la ciudad.
Nuestra primera estación fue la zona de comidas, un delicioso olor a pescado frito nos invadió, pude observar que en grandes ollas sobre fogones de carbón se cocinaban diferentes clases de pescado, arroz, cangrejos, sopas y suculentos guisos que me hacían agua la boca. A pocos pasos pudimos encontrar comida recién preparada y varias mesas que se convirtieron en el espacio perfecto para deleitar nuestro paladar con el fascinante sabor de la tradición gastronómica cartagenera.
Todos los ingredientes con los que se preparan los platillos se consiguen en Bazurto, en aquel lugar se puede comprar pescado fresco y diversas especias. En nuestro recorrido visitamos curiosos negocios como uno dedicado solo a vender picantes u otro encargado de plantas medicinales. Conocimos la zona de verduras dónde los contrastes de colores deleitaban nuestra vista, y atravesamos la ‘Rampla’, un sitio de descargue que conecta con la zona de las frutas.
El olor dulce en el aire no se hizo esperar,
bananos, piñas, guanábanas, mandarinas, todas esas deliciosas frutas y más, se pueden encontrar con facilidad en aquella fascinante central de abastos. Y para refrescarnos un delicioso jugo de corozo.
Aprendí que el nombre del mercado se originó por un juego de palabras: 'Va-Surto', aunque me pareció curioso como pudo deformarse su grafía.
La amable atención, la variada oferta de productos que incluye desde víveres y productos para el hogar hasta calzado y vestimenta, y sabores que reflejan el verdadero sazón cartagenero, son los elementos que hacen de este tour, una experiencia amena que te acerca a la cotidianidad de la ciudad y te enseña como viven gran parte de sus habitantes dedicados a laborar en un mercado que nunca duerme.
Gracias a Alternative Travel Cartagena conocí una faceta poco explorada de la ciudad, una central de abastos distinta a cualquier otra en el mundo por estar empapada de la mágica cultura cartagenera.
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