Tradiciones de Cartagena: el vaivén de la hamaca y su acogedor abrazo

Cartagena de Indias hace parte de una región de Colombia donde existen varios oficios, que más que actividades cotidianas para ganarse la vida, constituyen verdaderas expresiones culturales con varios siglos de tradición en la que el conocimiento y las habilidades se han ido transmitiendo de generación en generación. Este es el claro ejemplo de un artículo como la hamaca.

También puede leer: Mompox, una excelente opción de viajeEn San Jacinto, un pueblo ubicado a una hora y media de Cartagena, la tradición de tejer hamacas es una de esas labores que se han convertido en arte, al tiempo que le han dado fama a una población que preserva y exalta su cultura.

Un oficio que se remonta a la cultura Zenú y que las artesanas y artesanos de este lugar acogedor se encargan de elaborar paso a paso, desde la selección y procesamiento de las materias primas, hasta los acabados finales. Los precios varían de acuerdo al tamaño y al diseño, pero aproximadamente puede hacerse con uno de estas hermosas hamacas por precios entre los 45,000 y 75,000 COP.

La Materia Prima de la hamaca

El hilo de algodón es el ADN de esta querida pieza. En sus inicios, el proceso para obtener estos hilos requería un largo trabajo de hilado manual, labor que, aunque algunos mantienen en la actualidad, se ha simplificado con el material que ahora se produce industrialmente.

¿Cómo adquieren su color?

Para obtener el color deseado, la madeja se tiñe en un recipiente con agua caliente y pigmentos como el vinagre, la lejía y la sal, así como anilinas de varios tonos. Luego, estos hilos se lavan y se ponen a secar en un patio abierto. Una de las técnicas indígenas utilizadas en algunas ocasiones, y que produce algunas de las piezas más llamativas, es aquella en la que el proceso de teñido se lleva a cabo por partes gracias a un sistema de nudos que da como resultado combinaciones con tonalidades únicas.

Para seleccionar las madejas que serán utilizadas, se debe esperar a que el material esté bien seco y luego se monta en el devanador, una herramienta con cuatro brazos donde se clasifican los hilos para tejer la hamaca.También puede leer: ¿Qué puedes comprar con 100 mil pesos en Las Bóvedas?

Telar vertical

Esta herramienta, cuyos orígenes se remiten a la cultura Arahuaca, presente en el territorio de Bolívar, Sucre, Guajira y Magdalena, es utilizada para que los hilos se conviertan en hermosas y cómodas hamacas.

El proceso de tejido

La clave para el proceso inicial, conocido como “urdido”, es que los hilos queden bien tensionados y de manera equidistante a lo ancho de la hamaca.

Ya con los hilos uniformemente posicionados en el telar, se separan las hilazas de la urdimbre y la trama del tejido por medio de un peine compuesto por dos palos de corozo, al tiempo que la vara de la tejeduría comienza a entrecruzar los hilos fijados en el telar de forma horizontal. Un proceso de tejido que requiere una buena cantidad de fuerza y una grand dosis de experiencia.Para el paso final de la elaboración de estas hamacas. de aproximadamente 2,80 metros de largo por 1,50 metros de ancho, se tejen las argollas con los hilos que quedaron sueltos en cada uno de los extremos. Este proceso, en el que se hacen trenzas a mano, es de vital importancia para que el tejido no se deshaga. Al final se ajustan con pitas para garantizar un producto final compacto y fuerte donde todos podamos tomar un merecido descanso.

Tal vez le interese: De excursión al Museo PrecolombinoQuizás en este preciso momento usted esté leyendo esta nota muy cómodamente recostado en una hamaca. Una pieza de arte ancestral infaltable en cualquier hogar, la cual no necesita actualizaciones y siempre será disfrutada sin importar el clima o el lugar.