Cuando viajas a Cartagena tu expectativa se centra en el turismo de sol y playa, en relajarte y disfrutar del paraíso, pero hay quienes también buscan un poco de emoción y explorar otras opciones de entretenimiento.
Yo preferí irme por lo extremo, vivir una aventura con mis amigos y salirnos de la rutina. Decidimos jugar Paintball en un espacio lleno de adrenalina, una experiencia que nunca olvidaré.
El campo de Paintball Swat Cartagena es impresionante, está ubicado en el kilómetro 1 de la vía a Turbaco, ofrece varios escenarios y obstáculos para que los jugadores puedan planear estrategias y esconderse.
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Nuestra aventura
Al campo llegamos muy emocionados a bordo de una minivan. Caminamos un poco para conocer los alrededores, nos sentamos en las bancas de un confortable bohío y compramos unos snacks mientras esperamos nuestro turno. La atención fue genial, nos dieron las instrucciones necesarias para el juego, desde cómo usar el equipo de protección hasta las reglas en el campo.
El plan para ir a jugar ofrece máscara de protección, marcadora y chaleco antibalas, tiene un valor de $22.000 COP por persona y pueden ingresar niños desde los 10 años. Si quieres rentar uniformes militares, es adicional, te recomiendo que lo hagas… no solo para diferenciar los dos equipos, sino también para proteger las otras zonas del cuerpo, además, los camuflados se ven geniales.
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La marcadora de Paintball es un tipo de pistola que lanza bolas de pintura a alta velocidad. Por eso no es recomendable “dispararle” a un compañero a corta distancia. Los chalecos semiduros protegen el impacto de los balines, cubren espalda, pecho y abdomen, y las máscaras especiales tapan todo el rostro.
Después de equiparnos con todos los implementos, nos dividimos en dos equipos, de 5 en 5, y comenzamos el juego.
Adrenalina pura
El primer juego fue un clásico de captura la bandera, y la emoción comenzó tan pronto como sonó la señal de inicio. Corrimos hacia la base enemiga, nos escondimos detrás de obstáculos y tratamos de derribar al otro equipo. El sonido de los marcadores y las risas de mis amigos llenaron el aire.
El segundo juego fue uno en el que teníamos que eliminar al equipo contrario. Fue rápido y emocionante, lleno de estrategias y sorpresas. A medida que jugábamos, nos dimos cuenta de lo importante que es trabajar en equipo y coordinar nuestros movimientos.
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El último juego fue un escenario de zona de guerra, donde cada equipo tenía que defender su base mientras se avanzaba y atacaba al otro. Este fue el más desafiante, ya que teníamos que ser muy cuidadosos y permanecer siempre alerta para proteger nuestra base. El tiempo pasó volando, y antes de que nos diéramos cuenta, el juego había terminado.
Después de una hora, agotados pero llenos de energía, y emoción, nos retiramos los equipos y compartimos anécdotas. Fue una experiencia increíble que definitivamente recomiendo a cualquiera que quiera divertirse y liberar adrenalina.
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El campo está abierto todos los días, lo preferible es que hagas una reserva para que no esperes mucho por un turno. Es tan emocionante que todo el mundo quiere ir. ¡Tú no te lo puedes perder!
By: Valeria Mora Imitola.