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El placer de viajar a la Ensenada de Cholón

No hay mejor placer en el mundo que viajar y más si es a esos lugares mágicos como la Ensenada de Cholón –Barú- zona insular de Cartagena-. Allí los atardeceres son alucinantes y las playas verdaderamente exóticas. La Ensenada de Cholón está rodeada de hermosas aguas de color azul que reciben una buena cantidad de sol durante todo el año, por lo que es tan famosa entre las personas que quieren un lugar para simplemente tener unas buenas vacaciones de playa. Las playas incluyen lugares más tranquilos donde puedes solamente sentarte a tomar el sol y otros donde puedes hacer deportes acuáticos.

Cholón, Islas del Rosario, Cartagena

Cholón cuenta con canales a través del manglar, toda una aventura. A unos cuantos metros fuera de la ensenada empieza la barrera de coral más grande de Colombia, que permite actividades de todo tipo.

Los paseos comienzan a primeras horas de la mañana y terminan a mitad de la tarde.

Es sábado 16 de junio. Junto a Aroldo Mestre, nuestro reportero gráfico, y 14 personas más, casi todos extranjeros, partimos en yate a las 8:30 de la mañana de uno de los puertos de Manga hacia la Ensenada de Cholón. Miguel, el guía y piloto de la embarcación –con la amabilidad que lo caracterizó durante todo el día- nos dio la bienvenida de lo que él aseguraba un día indeleble. ¡y no se equivocó!

La travesía

Es una mañana fresca de nubarrones. A mar abierto sentimos chocar las olas con fuerza en el yate, pero nuestro piloto es un veterano en su oficio. Inmediatamente divisamos a Tierrabomba y su hilera de poblaciones: Tierrabomba, Caño del Oro, Puerto de Las Canoas y Bocachica. En esta última población contemplamos el esplendor de la arquitectura colonial y apreciamos la belleza del Fuerte San Fernando de Bocachica, de la Batería San José de Bocachica y de la Batería del Arcángel San Rafael, construidas en la época de la Colonia para protección militar.

Buques de gran calado, veleros, pescadores en sus canoas, brisa refrescante y el agua salpicando nuestro rostro, hacen este recorrido más placentero. Cuarenta y cinco minutos después llegamos a nuestro destino. Y lo que logramos divisar a primera vista nos sorprendió a todos los que por primera vez viajamos a este paraíso en la mitad del mar y aunque suene cliché “terrenal”.

Cholón está rodeado de un vasto ecosistema manglar que protege las aguas cristalinas.

Desembarcamos en el muelle de uno de los cuatro hoteles que conforman la ensenada. Luego de un corto trayecto entre árboles como el de uvita de playa, tamarindo, ciruela y mamón, aparece el hotel, como todos los demás, entre la frondosa vegetación.

Isleta Azul

Luego del coctel de bienvenida y de apreciar los paisajes de aguas cristalinas, partimos en yate a otro paraíso cercano llamado Isleta Azul, el trayecto es bastante corto –menos de ocho minutos-. Y para sorpresa de todos, entre los mangles vamos divisando poco a poco las playas más azules que hemos podido ver y la arena más blanca de todos los destinos tropicales que hemos logrado pisar.

Atónitos -ante tanta belleza- desembarcamos y de inmediato unos nativos nos ofrecen sus servicios de almuerzo y bisutería.

Playas de la encenada del cholón

Lo que nuestros ojos aprecian es fantástico. Una hilera de sillas asoleadoras azul rey que contrastan con las aguas verde-azules y arenas blancas. Claro, oscuro, verde, transparente... el color es lo de menos, lo más importante es la belleza y la tranquilidad que se respira. Lo que deseo es que el tiempo se detenga en este instante.

Casi tres horas después Miguel, el piloto del yate regresa por nosotros, no sin antes volver a fotografiar los fastuosos paisajes llenos de brillantes contrastes.

Playita de Cholón

De Isleta Azul vamos rumbo a la Playita de Cholón, a pocos minutos, quizás la más famosa y preferida de los cartageneros y turistas que llegan en yates o veleros otro tipo de embarcación a rumbear sin salir del mar y a admirar el atardecer que se impone en medio de la vegetación y la naturaleza que rodea esta isla. Hermosas palmeras y cabañas de palma seca forman un hermoso paisaje en esta playa, cuya belleza radica en sus aguas tranquilas y poco profundas de color azul y arenas blancas.

El almuerzo

Regresamos al hotel y a los 15 minutos pasamos al restaurante, de inmediato nos sirven a la mesa sopa de pescado y luego, el tradicional y delicioso arroz con coco titoté, patacones, filete de pescado, plato que acompañamos con una deliciosa ensalada mixta. Exquisito, nos dejó sin palabras. Barú, nuestro próximo destino.

Plato con pescado frito del restaurante Guatila en Cartagena

A las 2 de la tarde nos encontramos de nuevo a mar abierto. A medida que el yate avanza vemos las hermosas casas que particulares han construido en los islotes y hasta rodeamos una moderna casa flotante. Vamos bordeando el pueblo de Barú por el Caño del Ahorro. Entre túneles de mangles apreciamos exóticas aves y una pequeña iguana que se aparece en medio de los mangles. Los cangrejos también anidan en la raíz de estos mangles.

Poco a poco vamos dejando atrás al pueblo de Barú, pero en nuestra mente quedan los recuerdos de sus modestas casas, calles destapadas, pescadores, canoas que logramos apreciar en nuestro recorrido.

De nuevo a mar abierto y aunque la corriente se torna más fuerte, el trayecto de regreso al hotel se hace más corto. Pese a que ya se aproxima la hora de partir, yo decido experimentar el excitante deporte kayak, algunos optan por las otras actividades acuáticas. A las 4:00 en punto culminó nuestro pasadía.

Recuerde, ¡cuando viste la Ensenada de Cholón no crea que está alucinando!... Esta hermosa parte de Cartagena de Indias es simplemente un milagro de la naturaleza.

(Descubra el Radisson Cartagena Ocean Pavillion, el Hotel Boutique Anandá by Cosmos y el Hotel InterContinental Cartagena).
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