No tenía dudas que mi viaje a Cartagena iba a ser totalmente diferente. Sabía que mi andar por sus calles y sitios más populares estaría respaldado de historias y anécdotas que, claramente, le darían justo el sello que necesitaba para constatar cada una de las opiniones que yo a lo lejos escuchaba. La Heroica es historia viva, fue epicentro de grandes hazañas que marcaron un antes y un después, historias de fortificaciones que, actualmente, siguen siendo testimonios de un intenso periodo de colonización europea, como lo es el Fuerte de San Fernando que estaba a punto de conocer.También puede leer: Fortificaciones en Cartagena, Top 10
Todo comenzó en una mañana soleada, eran aproximadamente las 10:15 a.m., cuando mis amigos -quienes me acompañaron en esta travesía por la Costa colombiana- y yo, decidimos emprender un viaje hacia Bocachica.
Llegamos al Muelle de la Bodeguita, de allí partiríamos en una lancha (cuyo costo de tal ruta está alrededor de 5,000 pesos) al Fuerte de San Fernando, más específicamente, que se encuentra a alrededor de 15 minutos desde el Centro de Cartagena. Cuando me invitaron a visitarlo, mi gesto fue de desconcierto, no creía que podía encontrar el valor y el sentido que muchos le otorgaban. Sencillamente no llamaba mi atención. Consideraba que apenas era un destino más para disfrutar del sol, la playa y de un buen plato típico de la ciudad. Sin embargo, y para mi sorpresa, pude encontrar mucho más de lo que esperaba.Durante mi trayecto hacia el fuerte hubo dos paradas, la primera, en Punta Arena, donde desembarcaron tres personas, y, una segunda, en Caño del Oro, otro corregimiento insular de la ciudad. El recorrido fue fascinante y enriquecedor; ver cómo las aves sobrevolaban el cielo fue encontrar una nueva forma de desprenderse de la rutina, de desconectarse de todo lo que a diario nos roba la tranquilidad y la paz. El azul del agua, por su lado, fue testigo de rostros maravillados que se dejaban cautivar por la vida que en él habita.
Llegamos. La primera impresión fue alentadora, no había visitado un lugar así antes. El Fuerte de San Fernando de Bocachica es una joya arquitectónica cargada de mucha historia. Ubicada en la Isla de Cárex (que significa tortuga en la lengua Caribe) o Tierra Bomba (Tierrabomba), este fuerte fue construido en el siglo XVIII, y es considerado uno de los tesoros de las construcciones militares hispánicas en el Nuevo Mundo.
Me detuve a observar todo detenidamente, parecía una niña pequeña que no deja de sorprenderse por el nuevo juguete que recibió. Me llevó aproximadamente cuarenta minutos apreciar cada uno de los detalles que abarcan esta imponente fortificación, y sin costo alguno. No cabe dudas que uno de sus atractivos es su cimentación; presenta una cortina circular donde yacen los baluartes del Rey y de la Reina. El Baluarte del Rey, por ejemplo, tiene trece cañones, aljibe, tendal y garita. El Baluarte de la Reina, por su parte, defendía de ataques terrestres gracias a sus ocho cañones.Las almenas (parte del bastión para disparar cañones) y las garitas (torrecillas donde se apostaban centinelas), por otro lado, desafiaban todo tipo de peligro que venía de afuera, a la vez que protegían su interior con fuertes paredones. Además, tiene dos baterías colaterales: la de Santiago y la de San Francisco de Regis, de esta última solo queda el basamento.
Germán, nuestro guía, nos contó que el Fuerte de San Fernando también fue prisión por su estratégica ubicación y por su aislamiento de tierra firme, algo que -indudablemente- lo convierte en un atractivo turístico para todos los visitantes e incluso para los oriundos de la ciudad que desconocen el poderío histórico y arquitectónico que tiene consigo.
Nuestra aventura culminó con un almuerzo muy típico en uno de los restaurantes que se encuentran a su alrededor: Bocachica Beach Club, un lugar que recoge los colores, la alegría, la magia y el sabor que ofrece el Caribe colombiano. Arroz con coco, ensalada, patacones, pescado frito y una limonada bien fría deleitaron el paladar de cada uno de nosotros. ¡De locos!De regreso, nuestro guía no dejaba de contar historias. Comentaba que el Fuerte de San Fernando y su carácter colonial han sido inspiración de grandes autores y escritores que fijan sus letras en todo lo que se llega a percibir una vez se arriba a esta fortificación en la que reposan historias de grandes acontecimientos, hermosos atardeceres y, donde también, es posible apreciar el paso de buques mercantes y de muchas más embarcaciones por la bahía.
Su interior, por otro lado, funcionó como hospital, capilla y depósito de víveres, lo que le otorga un significado más intenso, sumando a ello que este fuerte defendía a la ciudad de ataques piratas como de posibles invasiones de países europeos que buscaban arrebatar tierras colombianas a como diera lugar. Era de película.
Entendí, además, que resulta clave contribuir, incluso como turistas, en la conservación y difusión de este tipo de fortificaciones para así entender el valor y la repercusión que tienen, y es que contribuyen monumentalmente en el desarrollo social, económico y turístico de la ciudad.También le puede interesar: Las Fortificaciones y sus eventos, la mejor combinación en Cartagena
Mi concepción sobre este destino cambió por completo. Y es que lo que para mí había sido -en un principio- poco atrayente, se convirtió en una experiencia única e inigualable donde pude disfrutar de una jornada maravillosa, recolectar también las mejores postales, con hermosos paisajes de fondo y, además, conocer más acerca de las historias y tradiciones culturales de Cartagena de Indias, las cuales albergan un sinfín de aventuras y llevan consigo importantes recuerdos.
Cartagena, Colombia El Universal, calle 30 N° 17-36, Pie del Cerro De lunes a viernes 8:00 a.m a 12: 00 p.m y 2:00 p.m a 6:00 p.m 649 9090 Ext. 167 E-mail: contactenos@donde.com.co