Encantada por el mar, las embarcaciones, los paisajes que combinan playa y ciudad, parto desde La Bodeguita -único muelle autorizado para el zarpe de embarcaciones- hacia
Tierrabomba, una encantadora isla colombiana en el oeste del mar Caribe, al sur de Cartagena de Indias.
Intrigada por los atractivos turísticos de esta pequeña isla me embarco en una lancha rápida, con 10 compañeros de viaje abordo. Sujeto el salvavidas y dejo atrás las imponentes edificaciones, el ruido de los carros y la ciudad amurallada.
A medida que avanzamos el fuerte oleaje golpea la lancha, pero no por mucho tiempo porque
Tierrabomba está a 15 minutos de Cartagena. Es uno de los destinos a los que se puede llegar fácilmente y en poco tiempo en lancha.
La panorámica que se atraviesa a mi vista comprende Tierrabomba, Caño del Oro, Punta Arena y al fondo Bocachica con sus imponentes fuertes construidos en la época de la Colonia para protección militar.
En este lugar se queda atrás la hermosa Bahía de Cartagena y van apareciendo buques portacontenedores sobre la inmensidad de este mar azul infinito.
El plan de muchos turistas consiste en salir desde el muelle por la mañana y regresar a Cartagena por la tarde luego de haber disfrutado de un día de cultura, historia, mar, sol y playa en Tierrabomba.
A los pocos minutos pido que me dejen en Tierrabomba y en un muelle poco atractivo el conductor estaciona la lancha y desembarco cuando las manecillas del reloj marcan las 10:00 a.m. y la sensación térmica supera los 32°.
“Welcome to Tierrabomba”, “let’s go to the beach” son las frases de bienvenida de los lugareños. Con un español muy bien pronunciado les respondo “qué hermosa y cálida isla tienen”, mientras admiro el maravilloso paisaje.
Por una rampa muy empinada comienzo mi recorrido por esta población colorida, llena de llamativas casas y de gente alegre, donde se puede experimentar el ecoturismo.
Mi primera parada la hago en la Fundación Amigos del Mar, lugar lleno de niños de la isla y extranjeros enseñándoles idiomas y artes. Sigo mi camino y me encuentro a Deivis, un habitante del pueblo que me promete un recorrido fascinante en motocicleta. No me niego y partimos a los rincones más atractivos de Tierrabomba.
“Al final del pueblo hay una playa interesante y poco visitada llamada Playa Linda. Allá la voy a llevar”, dice mi compañero de travesía mientras atravesamos un camino de calles destapadas y llenas de árboles.
Al llegar a nuestro destino descubro, de fondo, una hermosa panorámica de Cartagena de Indias, y más cerca, una playa tranquila, de arena turbia y de color azul. Es Playa Linda, perfecta para broncearme y tomar un baño de mar, sin el acoso de los vendedores ambulantes. Luego de parquear la motocicleta, nos amparamos en un kiosco de palma y sin pensarlo me sumerjo a ese mar de agua tibia, cristalina y de poco oleaje...
Así describo este hermoso balneario, donde disfruto de un buen baño y luego de una hora, como hay más que descubrir, parto con Deivis a nuestra siguiente parada, Punta Arena.
Punta Arena
Ubicada a 10 minutos en motocicleta desde Tierrabomba, un pueblo pequeño, visitado por muchos turistas porque ofrece un turismo tradicional.
Me bajo de la moto e inicio mi tour caminando rumbo a la playa, hasta que mis pies se dejan acariciar por el mar y me contagio de ese ambiente tropical – bohemio que se respira en esta Isla. Distingo una hilera de bohíos, hoteles y restaurantes con música caribeña, algunos con piscinas, y llenos de turistas, aquí todo el mundo parece feliz y maravillado por el paisaje.
Deivis asegura que en esta playa también se degusta una deliciosa bandeja del plato típico de esta región de Colombia, mojarra frita, con arroz de coco, sopas de pescado, ensalada fresca y patacones.
Camino de extremo a extremo por la playa y finalmente escojo el Hotel Isla Arena Plaza para pasar el día en sus agradables ambientes, una piscina de aguas dulces, solárium y camas alrededor de la playa. Me despido de Deivis y le cancelo $20,000 por sus servicios, y para terminar de pasar un placentero y cálido día me registro en el hotel.
Tal como me habían recomendado, el mejor plato en esta playa es la típica bandeja de pescado, deliciosa... Después de almorzar, el mejor plan es acostarse en las camas de playa y relajarse con el sonido del mar. Luego de este rato de relax no dudo ni un segundo en irme al mar y aprovechar para hacer jet sky en estas calmadas playas que me permiten admirar la belleza de este balneario.
Algo les puedo asegurar y es que en mi próxima visita a Cartagena sin duda volveré a Punta Arena. Este paraíso escondido encanta a los amantes del mar, el sol, la música, la brisa y todo el ambiente de viajeros que carga Punta Arena.
En un viaje tranquilo y seguro de tan solo 15 minutos en lancha rápida, regresé a Cartagena, encantada por este paraíso al cual quiero volver.
(Descubra el Radisson Cartagena Ocean Pavillion, el Hotel Boutique Anandá by Cosmos y el Hotel InterContinental Cartagena).