“Caminar por San Diego es una sensación única, como si los paseantes fueran los protagonistas de una película de época. Caminar por este barrio es viajar a través del tiempo”. Es apenas una de las apreciaciones de los miles de extranjeros que como Camilo Zambrano Proaños, cuentan sus experiencias en este, uno de los barrios más lindos, y tradicionales de Cartagena, Colombia.
Perderse entre sus calles es maravilloso y los visitantes no se equivocan porque este colorido barrio, el más señorial y exclusivo de la época de la Colonia, inserto en la ciudad vieja de Cartagena, gira alrededor de la preciosa Plaza de San Diego, la Iglesia de La Trinidad, el cordón amurallado congelado en el tiempo y sus valiosos baluartes, la Plaza de Las Bóvedas, los carruajes halados por caballos, el mínimo detalle de su arquitectura colonial, las callecitas estrechas con sus hermosas, llamativas y coloridas casonas, inmensos ventanales y hermosísimos balcones florecidos.
En San Diego todo tiene su encanto. El aire bohemio del barrio se lo dan los cientos de estudiantes de la Universidad de Bellas Artes, los músicos y la decena de turistas o lugareños que sin afanes, pasan veladas románticas sentados en las mesas de los sofisticados bares y restaurantes apostados alrededor de la plaza principal del barrio.
La mayoría de habitantes de San Diego son extranjeros que han adquirido las casas para vacacionar, pocos las conservan como el mayor tesoro familiar que pasa de generación a generación. Y como dice el ilustre escritor Germán Mendoza Diago, quien se crió jugando bola de de trapo allí, “el barrio San Diego sigue existiendo por los siglos de los siglos”, en las tradicionales familias cartageneras que no se resisten a dejarlo y en los nuevos inversionistas”.
Fue tanto el amor por esta ciudad, que el Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, adquirió una hermosa casona en este barrio, detrás del antiguo Convento Santa Clara. Todos quieren una foto en la esquina de esta mansión cuyas paredes altas de color terracota, impiden la vista interior.
Ayer y hoy
En San Diego, los conventos, hospitales o manicomios de antaño, se transformaron en exuberantes hoteles de cinco estrellas y tipo boutique, sedes institucionales, tiendas, cafés, bares y restaurantes.
Calles con historia magia y encanto
La Calle de La Cochera del Hobo es una de las más representativas de toda la ciudad. Así como la Stuart, del Curato, del Torno de Santa Clara, de Las Bóvedas y la famosa y curiosamente llamada Calle de Tumbamuertos. Todas, coloridas, de fachadas impactantes, paredes altísimas, ventanales inmensos y puertas con aldabas de figuras clásicas y modernas. Las preferidas del Centro Histórico para fotografiar.
Curiosidades de la iglesia
Entre las curiosidades de la iglesia de Santo Toribio, centro vital del barrio, es la bala de cañón incrustada en la pared, disparada por uno de los piratas y corsarios que la asaltaron durante los siglos XVII y XVIII. Hoy, se llena de numerosos visitantes que se sientan frente al nicho a observar esa bala de cañón que pasó entre los feligreses que rezaban allí, sin tocar a ninguno. En la actualidad es el templo favorito para contraer nupcias.
Lugares históricos e imperdibles.
Plaza de San Diego, Iglesia de Santo Toribio, Las Bóvedas, Plaza Fernández de Madrid y el Cordón Amurallado con sus baluartes.
San Diego, mucha historia que no te puedes perder y en donde los visitantes se sienten serenos, seguros y felices.
Un lugar para volver. Por: Mile