Playa Blanca, un tesoro en recuperación

Durante varios años, grupos ambientalistas y autoridades gubernamentales venían exigiendo un cierre temporal de Playa Blanca con el propósito de darle un respiro a este ecosistema que, de no ser por la aparición de esta pandemia, habría llegado muy pronto a su fin. Y es que la conservación de este bello escenario, una verdadera playa de ensueño, ya era prácticamente insostenible, y los pocos "paños de agua tibia" que se aplicaban para mitigar el impacto del turismo depredador en la zona no eran suficientes para salvarlo. Delfines en Cartagena, la vida continua. Desde que se inició el cese de actividades turísticas en Playa Blanca y se dio inicio al periodo de confinamiento preventivo obligatorio en Cartagena y Colombia en general, la recuperación de esta joya del corregimiento de Barú, pieza clave del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo, ha sido notoria, dándole espacio a la naturaleza para que pueda recuperar espacios propios que le habían sido arrebatados por la codicia insaciable del hombre.

A continuación les compartimos unos apartes de una nota especial que El Universal realizó sobre el estado actual de la playa más famosa de Cartagena:

Según el secretario del Interior, David Múnera, quien ha estado al frente de toda la situación de Playa Blanca desde el inicio de su administración, ha sido el mismo Consejo Comunitario el que ha velado para que se cumplan las restricciones al ingreso. “Los primeros días del cierre ellos mismos nos llamaban cuando veían visitantes con el fin de que se hicieran operativos de seguridad para no permitir el tránsito de turistas”, afirma.

¿Una esperanza para Playa Blanca?

Múnera ve este escenario como una forma de emprender el verdadero cuidado de este parque natural una vez finalice la pandemia. “Yo espero que después de que pase todo esto podamos sentarnos con el Consejo Comunitario para terminar de resolver los problemas de Playa Blanca y así establecer unas reglas claras”, dijo el funcionario.

En este sentido, destacó que esta coyuntura debe verse como una buena oportunidad para reorganizar el funcionamiento del balneario en compañía de la comunidad y las autoridades nacionales y locales, con las que se esperan retomar las mesas de trabajo para que Playa Blanca funcione dentro de los límites de la ley y la naturaleza.

“No podemos dejar que Playa Blanca vuelva a ser lo que era antes, no se puede olvidar que es una reserva natural y hay que conservarla y protegerla. La gente debe entender eso, que no se trata solamente del lucro”, indicó.

Así pues, Múnera recordó que ya hay una decisión tomada sobre el cierre de los hostales y la prohibición de pernoctar en Playa Blanca la cual debe ser respetada aún con el fin de la pandemia. “Seguiremos viendo las diferentes soluciones que hemos planteado al Gobierno Nacional para ver cómo reubicamos los negocios en un lugar distinto, solamente dejando a las personas pertenecientes a la comunidad raizal”, puntualizó.

Ayudas a la comunidad

En cuanto al impacto socioeconómico que tiene este cierre, el secretario del Interior indicó que desde que inició la cuarentena han tenido en cuenta ese aspecto y por este motivo ya se ha realizado la entrega de ayudas como agua y mercados a la comunidad de Santa Ana, Ararca y Barú, zona de influencia de Playa Blanca.

“Sabemos que sin turismo ellos están pasando por unas condiciones difíciles, así que estamos en el deber y la obligación de llevarles las condiciones humanitarias para mitigar este padecimiento”, señaló el funcionario.

Cabe recordar que durante la temporada alta Playa Blanca recibía hasta más de 10 mil personas por día, una cifra que se encuentra muy por encima de lo que el balneario realmente puede soportar. Es un deber de todos proteger esta reserva natural y no convertirnos en el peor virus del planeta, ese que por su codicia va arrasando todo a su paso dejando solo muerte en su camino. Experiencias en Cartagena de Indias.