La música sale del fondo del alma de la gente y del ingenio recursivo de los artistas en el estudio inesperado de la casa y con el más íntimo de los públicos: la familia. Ese instante casero ha sido una manera más humana de compartir la música, por parte de reconocidas estrellas nacionales e internacionales.
La pandemia global ha roto por fin lo que la globalización había convertido en forma de vida: la soledad virtual y la incomunicación personal. La humanidad requería de este retiro forzado para mejorar la vida humana y preservar la supervivencia en el planeta. La Tierra estaba cansada de nosotros. Esta transformación del ser se hace a un precio altísimo, con el riesgo cotidiano de más seres contagiados y amenazados de perder su vida. Es como si a la humanidad le hubiera ocurrido en carne viva la historia de Job o asistiera a uno de los episodios bíblicos del Apocalipsis. Estamos a punto de morir o de resucitar.
Turismo y COVID-19: Cartagena te espera.
Todo lo anterior para desembocar en la sala convertida en estudio de música o los conciertos que algunos músicos de Colombia y del mundo, han realizado en esta cuarentena. La lección iniciada por Juanes y Alejandro Sanz de compartir sus conciertos en cuarentena, ha generado otros conciertos como el de Carlos Vives o el de Andrés Cepeda, cuyas canciones de amor nos han hecho más felices a los colombianos y a quienes tienen el privilegio de escucharlos a los dos.
Carlos Vives cantó acompañado de dos de sus hijos aún pequeños, en el piano y en el xilófono. De manera informal, rasgando su guitarra y bebiendo una taza de café, interpretó paseos vallenatos de su álbum Clásicos de la Provincia, considerado el mejor álbum musical grabado en 1993, y seleccionado entre los mejores álbumes del siglo XX en Colombia. El concierto “No te vayas de tu casa”, además de conectar a las audiencias virtuales con el recuerdo de algunas canciones que están en la memoria colectiva, fueron una pedagogía sensibilizadora para que la ciudadanía valore la responsabilidad de cumplir con la cuarentena en todo el país, ante la pavorosa amenaza del coronavirus.
Carlos Vives contó en su concierto casero que el gran impacto de los "Clásicos de la Provincia" se debió a que, además de seleccionar canciones patrimoniales de la tradición popular del Valle de Upar, La Guajira, Cesar y el Caribe colombiano, se le hizo un arreglo moderno, con guitarras eléctricas, bajo y gaitas tradicionales de nuestros ancestros indígenas. Una canción como “La gota fría”, clásico de Emiliano Zuleta Baquero no solo sonaba como si acabara de inventarse en la versión de Carlos Vives, sino que tenía a su vez, el doble encanto de devolvernos al pasado y al presente modernizado con los nuevos matices de los instrumentos eléctricos. Pero siempre me dejó pensando una de las estrofas de esa canción que tanto tiene que ver con nuestra manera de ser y de querernos como región y nación: “Qué cultura/ qué cultura va a tener/ un hombre yumeca/ como Lorenzo Morales/ qué cultura va a tené/ si nació en los cardonales”. Hoy, 27 años después de la aparición de esa versión y 82 años de haber sido escrita y compuesta, bien podríamos intentar descifrar una controversia que podría llevarnos a una reflexión serena de lo que somos. ¿Por qué si nació en los cardonales no tiene cultura? ¿Acaso la cultura es lo que se teje fuera de las periferias, en los centros urbanos? En ese tiempo, 1938, el país no solo despreciaba y desconocía las culturas indígenas y afrodescendientes, sino que las consideraba inferiores. Y en esa discusión y piquería musical, Lorenzo Morales, el juglar negro es el blanco de las críticas. Hoy más allá de las aparentes ingenuidades y travesuras verbales, hay criterios de la época que se reflejan en nuestras canciones: machismo, racismo, arribismo y narcisismo. Me parece muy bello y ejemplar que Carlos Vives cante con sus hijos, que sea tan humano, sencillo y carismático para llegar a tanta gente, e impulse con la pasión que lo caracteriza un proyecto social y cultural con su propia música, que se enraíza con nuestros ancestros en el Caribe.
Epílogo
El fenómeno de convertir la cuarentena en espacio cultural o en materia prima de creación se está expresando no solo con los músicos, sino con los artistas, escritores, gestores y creadores en general. Ya hay bellas canciones compuestas a este confinamiento global, de la que nos referiremos oportunamente. Y poemas y pinturas alusivas a este fenómeno histórico que trasciende lo sanitario. Lo íntimo y casero pasó a lo virtual como una alternativa y propuesta que, a su vez, desafía el aislamiento y la incomunicación con otra dimensión.
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*Nota de Gustavo Tatis Guerra para El Universal.