Fuertes de Bocachica
La bahía exterior de la ciudad abarca las islas de
Tierrabomba,
Barú y
Manzanillo, donde la Corona Española construyó varias de las fortificaciones más portentosas de la Colonia, entre las que se encuentran el
Castillo de San Luis, destruido por el inglés Edward Vernon en 1741; el
Fuerte San Fernando, el
Fuerte San José, el Fuerte-
Batería del Ángel San Rafael, la
Batería de Santa Bárbara, así como las baterías de
Santiago,
Chamba y
San Felipe. Con este conjunto de fuertes se buscaba proteger Cartagena y evitar cualquier acceso no autorizado de embarcaciones.
En la Isla de Tierrabomba, por ejemplo, se encuentran varios
fuertes,
baterías,
tejares,
hornos de cal y
pozos que datan de la Colonia. En esta isla de 19,84 km² , existen cuatro poblados:
Tierrabomba,
Punta Arena,
Caño del Oro y
Bocachica.
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Fuerte de San Luis de Bocachica (fortificación desaparecida)
Hoy desaparecido, el San Luis fue diseñado por el ingeniero
Juan de Somovilla en 1646 y se construyó entre 1661 y 1669. Fue atacado y seriamente averiado por la ofensiva del
Barón de Pointis, en 1697, y luego por
Vernon en 1741.
El castillo tenía una base cuadrada con cuatro baluartes regulares en los ángulos. Contaba con un foso húmedo, el camino cubierto, un puente estable, dos aljibes, un patio de armas, una puerta de socorro orientada al oeste y la puerta principal en el frente hacia el este.
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Fuerte de San Fernando de Bocachica
Una defensa contra piratas y enemigos de la corona española. El Fuerte de San Fernando se sitúa sobre la
isla de Tierrabomba en el corregimiento insular de
Bocachica -población de pescadores-. Éste, junto con el Fuerte de San José, combinaba fuerzas para proteger la única entrada marítima a la ciudad. Los planos los hizo el ingeniero
Mac Evan y las obras se iniciaron en 1753.
Es uno de los más llamativos entre los fuertes de Cartagena de Indias. Uno de sus secretos es que sus bóvedas servían como prisión debido a su difícil acceso y segura ubicación. La planta del fuerte se asemeja a una “herradura de caballo”, y está circundada por un foso húmedo. En la plaza de armas se encuentra una rampa de acceso a la plataforma superior. Los espacios interiores son bóvedas ojivales en donde funcionaban la capilla, el hospital, el almacén de pólvora, la bóveda del oficial de la artillería, el almacén de víveres, la cocina y los cuarteles de oficiales. Se destacan también la garita circular de “la escalera secreta”, la portada neoclásica y el muelle de piedra. Su único fin era el de proteger a Cartagena y hoy es un atractivo de trascendental importancia turística en la ciudad.
Fue erigido en la
isla Draga, frente al
Fuerte de San Fernando, para complementar la defensa del paso de Bocachica mediante fuego cruzado. El San José es una reconstrucción y refuerzo del edificado por
Juan de Herrera entre 1714 y 1725, y destruido por
Vernon en 1741.
Entre 1759 y 1778 fue completado por
Antonio de Arévalo, mejorando algunas de sus estructuras y añadiendo una escollera que dificultaba la aproximación de los barcos. Cuenta con siete bóvedas a prueba de bombas, en las cuales se conservan pinturas murales, y una plataforma elevada de dos alineaciones formada por la Batería de Punta Abanico y la Batería Varadero.
El San José sufrió el abandono y la ruina durante la primera mitad del siglo XX, pero una correcta restauración llevada a cabo en 1968 por el ingeniero
Juan Manuel Zapatero le devolvió su esplendor original.
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Batería del Ángel San Rafael
Defensa diseñada por el ingeniero
Antonio de Arévalo y construida en la segunda mitad del siglo XVIII sobre el
cerro del Horno, muy próximo al
Fuerte de San Fernando y a la
Batería Santa Bárbara.
Destaca su ubicación en altura y su planta de media luna irregular rodeada por un estrecho pero profundo foso seco; cuenta con una casa fuerte, un tendal, una garita y un aljibe, a la vez que todavía se conserva la antigua cocina de la guarnición. Asimismo, posee un paso subterráneo que conecta con la bahía.
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Vestigios de la Batería de Santa Bárbara
Construida en la segunda mitad del siglo XVIII en la zona conocida como
Punta de Remedia Pobre, después de la entrada de la bahía. Junto con la
Batería del Ángel San Rafael conformaba un sistema estratégico que buscaba impedir el avance enemigo, en caso de que éste hubiese logrado pasar el fuego cruzado de los fuertes de
San Fernando y de
San José.
También contaba con habitaciones para el oficial y para la tropa, cuerpo de guardia y un almacén para pólvora. Aún se conserva la plataforma de esta defensa.
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Ruinas de las Baterías de Chamba, Santiago y San Felipe
Situadas sobre acantilados en
Bocachica y con mira al mar Caribe, estas defensas fueron levantadas en la primera mitad del siglo XVIII, y dan cuenta de una tipología de fortaleza desarrollada en América, aprovechando su adecuación al medio geográfico. Fueron gravemente dañadas por el ataque de
Vernon, en 1741. Nunca se repararon y todavía hoy pueden verse los restos que han sobrevivido al paso del tiempo.
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Tejar de San Bernabé o de Los Jesuitas (canteras y tejares)
Las canteras eran sitios en los que trabajaban principalmente esclavos y presidiarios, quienes se encargaban de sacar las piedras que luego se calcinaban en los hornos. En los tejares, por su parte, se fabricaban tejas, ladrillos y adobes. El más grande de estos quedaba en el poblado de
Tierrabomba y se denominaba
Tejar de San Bernabé o de
Los Jesuitas, dado que era administrado por dicho grupo religioso. Era el tejar de mayor producción en la colonia, de allí salió todo el material con que fue construida
La Escollera de Bocagrande. Se construyeron cerca del mar para así facilitar el transporte de materiales hacia los lugares en donde se levantarían fortificaciones o casas.
Estas construcciones, de las cuales se conservan vestigios, tenían una forma cilíndrica que soportaba altas temperaturas y permitían calcinar piedra caliza y producir cal, material básico para la edificación de las fortificaciones y demás construcciones coloniales. En
Bocachica se aprecian restos del
Gran Diablo, y en el resto de las islas de
Tierrabomba y
Barú, también subsisten algunas de estas estructuras de producción colonial. Es decir, hoy existen más de 40 hornos de diferentes características y en diferentes estados de conservación.
La Lepra fue traída a América por los españoles, portugueses y los negros esclavizados de África Occidental en un recorrido conocido como la “
ruta histórica de la lepra”. Ingresó al Nuevo Reino de Granada por Cartagena de Indias, la cual fue el mayor foco de lepra durante los tres siglos de dominación española. En el poblado de
Caño del Oro, en la
isla de Tierrabomba, subsisten los restos de la
Casa de Administración del Lazareto Republicano, que era una sede administrativa y hospital al que eran llevados enfermos de lepra.
Este lugar llegó a albergar más de 600 enfermos hasta mediados del siglo XX cuando,como medida de profilaxis, trasladaron los enfermos de lepra a
Agua de Dios, y las instalaciones del
leprocomio de Caño de Oro fueron bombardeadas desde aviones en septiembre de 1950. El primer hospital para enfermos leprosos comenzó a operar en 1589 en
Getsemaní, frente al
Fuerte Boquerón. En 1608, se trasladó cerca del cerro que tomó el nombre del hospital,
Cerro de San Lázaro, donde se construiría el
Castillo San Felipe de Barajas.
Colombia, como otros quince países en el mundo, ordenó acuñar monedas de circulación restringida para evitar la diseminación de la enfermedad de la lepra. La moneda lazarina fue denominada “coscojas” como sinónimo de “poca cosa”. Actualmente, existen las ruinas de la iglesia luego del bombardeo y las instalaciones donde funcionó la casa médica.
La entrada a los Fuertes de Bocachica es gratuita.
Nota: Cartagena de Indias cuenta con el sistema de fortificaciones defensivas más extenso e imponente de América, construido por los españoles durante La Colonia. Su carácter único a nivel mundial le valió a la ciudad la declaratoria de Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO en noviembre de 1984.