Cada plaza del Centro Histórico esconde una gran vitalidad, que le permite al visitante apropiarse de toda la cultura, los secretos y la magia que esconde el mínimo rincón de estos espacios históricos.
Una romántica cena a cielo abierto, el sonido de los carruajes, las artesanías callejeras, y serenatas de músicos callejeros, convierten a las plazas del Centro Histórico en lugares inolvidables.
La Plaza San Diego encanta hasta al más desprevenido.