Por: Andrés Felipe Cabrera Quintero.
Es una mañana brillante en Cartagena de Indias. El sol se levantaba tan vibrante como de costumbre. Empieza un día lleno de historias y descubrimientos. Nuestro punto de partida: el Centro Histórico, de calles adoquinadas y casas coloniales que nos susurran historias del pasado.
La primera parada fue el
Museo del Oro Zenú, un relicario que alberga más de 600 piezas centenarias. Dichas piezas son una narración tangible de la historia de los pueblos indígenas de la región. No es solo un edificio, es un viaje al pasado precolombino. También ofrecen talleres donde los guías expertos explican cómo se fabricaban las antiguas joyas de oro. La entrada es gratuita y valió totalmente la pena.
Tejido en oro Zenú, Museo del Oro.
A solo unos pasos, sobre la Plaza Simón Bolívar, encontramos ahora al
Palacio de la Inquisición. Un edificio imponente que esconde las oscuras historias de aquellos que fueron juzgados y torturados por herejía. Fue la antigua sede del tribunal de la inquisición de la iglesia católica. Sus exposiciones te sumergen en una época de persecución de brujas. Ocasionalmente, organizan representaciones teatrales que reviven esa era. Por $22.ooo pesos, cada persona puede hacer ingreso a un viaje por aquella época triste de la ciudad.
Horca antigua, Palacio de la Inquisición.
Doblando por la Calle del Arzobispado, podemos ver a la
Biblioteca Bartolomé Calvo. Este refugio de conocimiento ha sido un bastión del aprendizaje durante siglos. Es el lugar perfecto para sumergirse en un libro bajo la sombra fresca de sus corredores. Es abierta al público, y cuenta con más de 70.000 volúmenes y préstamo a domicilio. Además, ofrece un espacio tranquilo para leer, organizan clubes de lectura y charlas literarias para aquellos apasionados por las letras. También promociona una subscripción anual a su base de datos, para aquellos interesados en tener su lectura favorita a solo un click.
Fachada de la Biblioteca.
Caminando menos de 200 metros más, nos encontramos con la
Casa de Bolívar, una residencia que alguna vez albergó al libertador Simón Bolívar. Ahora sirve como museo y centro cultural, reviviendo las hazañas del héroe nacional. Aquí ocasionalmente se realizan recitales de poesía y exposiciones temporales que narran la vida del libertador. Por $10.000 pesos, cualquier adulto puede ir y disfrutar de lo que allí se enseña y expone.
Fachada de la Casa de Bolívar.
Hacia el este, cruzando el Parque de Bolívar y tras un corto paseo, encontramos el
Museo Naval del Caribe. Esta joya narra la rica historia naval de la región y es un recordatorio del importante papel de Cartagena en la geopolítica del Mar Caribe. Asimismo, ofrece charlas interactivas sobre la geopolítica y náutica caribeña. Por $16.000 pesos por adulto, es una parada obligada para los aficionados a la historia marítima.
Muestra de réplicas a escala de navíos, Museo Naval del Caribe.
Retomando hacia el sur, a menos de cinco minutos a pie, llegamos al
Museo de Arte Moderno, un espacio dedicado a las exposiciones y expresiones contemporáneas de artistas colombianos. Es todo un santuario para los amantes de esta corriente artística. Cuenta con más de 400 piezas, entre las que se destacan las obras de sus fundadores: Enrique Grau,
Alejandro Obregón, Cecilia Porras y Hernando Lemaitre. Igualmente, ofrece talleres de arte y exposiciones temporales. Por 10.000 pesos, la entrada es más que grata y casi que obligada.
Exposición del maestro David Manzur en el Museo de Arte Moderno.
Nuestro viaje nos llevó luego al
Museo de San Pedro Claver, un espacio dedicado a la vida y obra de San Pedro, el santo patrón de los esclavos. El tranquilo claustro y la hermosa iglesia adyacente proporcionan un espacio perfecto para reflexionar, orar y conocer más de la historia y confluencia católica en la ciudad. Con un precio de 19.000 pesos, la entrada para aquellos creyentes es un sí seguro.
Exposiciones dentro del Museo y Santuario de San Pedro Claver.
Seguimos nuestro recorrido en la
Casa Museo La Presentación, una hermosa casona colonial que ha sido restaurada y transformada en un espacio para exposiciones de arte y cultura, la cual organiza presentaciones mensuales que resaltan la música, la literatura y el arte. Luego, nos dirigimos hacia el
Museo Histórico de Cartagena, a solo un par de calles de la Plaza de la Aduana. Este museo alberga talleres de genealogía y nos brinda una visión cronológica de la transformación de la ciudad, desde sus raíces precolombinas hasta la era moderna.
Exposición de la artista plástica Viviana Moncayo en La Presentación.
A pocos pasos de allí, en dirección al Parque de Bolívar, nos encontramos con la
Casa Cultural Colombo Alemana, un rincón donde las culturas colombiana y alemana se encuentran; ofreciendo talleres, exposiciones y eventos culturales semanales.
Siguiendo por la Calle de la Estrella, nos topamos con la
Alianza Francesa Cartagena, otra joya cultural que promueve la lengua y cultura francesas, al tiempo que facilita intercambios culturales mediante actividades y talleres en su sede.
Desde allí, decidimos dirigirnos hacia el barrio San Diego. El corto paseo nos llevó al
Centro de Formación de la Cooperación Española, un impresionante edificio colonial que no solo alberga exposiciones artísticas, sino también eventos académicos y culturales que fortalecen los lazos entre Colombia y España, y la lengua que nos une.
Exposición de Diana Viaña en la biblioteca de la Alianza Francesa.
Después de una parada para un café en la Plaza de San Diego, continuamos hacia el
Teatro Adolfo Mejía. Esta joya arquitectónica, con su imponente fachada y acústica impresionante, es el hogar de numerosas presentaciones y eventos culturales que atraen a visitantes de todo el mundo. Es el hogar de obras teatrales, musicales, y el escenario artístico por excelencia de la ciudad.
Presentación de la Orquesta de Cámara de Praga.
Después de un breve descanso y una refrescante limonada de $2.000 pesos, caminamos hacia Getsemaní para toparnos con el
Centro Cultural Ciudad Móvil, un espacio vibrante que promueve las artes escénicas y es un testimonio de la rica herencia afrodescendiente de la ciudad. Sus talleres de danzas y música son clave para el reconocimiento de nuestra cultura afro y caribe.
Muestra de Danza en el Centro Cultural Ciudad Móvil.
Continuando nuestro recorrido, nos dirigimos ahora hacia la avenida del lago, al barrio de Pie de la Popa. Con la ciénaga a nuestra derecha y la brisa salada en nuestros rostros, visitamos la
Biblioteca y Centro Cultural del Pie de la Popa. Este encantador rincón invita a los más jóvenes a tardes de cuentacuentos. Con sus estantes llenos de coloridos libros, es un testimonio del compromiso de la ciudad con la educación y el amor por la lectura.
Biblioteca y Centro Cultural del Pie de la Popa.
Decididos a explorar aún más, tomamos un taxi hacia Las Palmeras, donde visitamos el
Centro Cultural Raúl Gómez Jattin. Este espacio, con su enfoque en la herencia afrodescendiente, nos ofreció una perspectiva diferente y vital sobre la diversidad cultural de Cartagena.
Integración de adultos mayores en la Biblioteca Raúl Gómez Jattin.
Con el sol ya puesto sobre Cartagena, reflexionamos sobre nuestra jornada. Cada rincón de la ciudad nos habló de historias, luchas, arte y pasión. Cartagena no es solo una ciudad de belleza arquitectónica. Es un crisol de culturas y tradiciones que continúan viviendo y respirando a través de sus
museos,
centros culturales y
bibliotecas.
Cartagena de Indias, con su rica oferta cultural y sus numerosos tesoros escondidos, promete siempre una nueva historia y aventura esperando ser descubierta. Cada rincón de la ciudad es un nuevo descubrimiento de la cultura y tradición que habla siempre lo fantástico de nuestra ciudad.