Textos: Milena Conrado Barrios
Como dice la Niña Emilia:
Y esto es pa´ que lo gocen el 11 de noviembre en Cartagena y en toda la Costa...
Las ?estas novembrinas de Cartagena de Indias me las gocé el año pasado de principio a fin. Tanto así que las canciones populares de los años 80 (periodo prolí?co en expresiones de este género musical que marcaron en su momento y lo siguen haciendo muchos años después) ya hacen parte de mi repertorio, pues música como esa jamás había escuchado en los destinos que he visitado. Es pegajosa, alegre, contagiosa, sonora, rumbera, bailable y como dicen los costeños guapachosa y la mejor pa´ formá el bololó, es decir, para festejar. Este año regresé al repechaje otra expresión de la Costa Caribe- y aquí estoy contándoles mi grata experiencia. Antes de comenzar lo que llamo la Guía Novembrina, recomiendo que a Cartagena en noviembre se debe llegar con energías, zapatos y ropa cómoda, y disponibilidad económica y emocional para gozar de sus ?estas populares de verdad, las del pueblo pueblo.
Siguiendo sus instrucciones salí el 31 de octubre rumbo al barrio Fredonia, ubicado en la otra Cartagena, como se le conoce a la zona sur de la ciudad. Llegué a la casa de doña Nancy Castro, cartagenera que lleva más de 45 años elaborando disfraces. Por su casa han pasado generaciones enteras que la eligen por sus manos laboriosas a la hora de crear exclusivos vestidos de cumbiamberas o de fantasías, y diversidad de disfraces, entre ellos el Capuchón. Del origen de este disfraz se sabe muy poco. Algunos dicen que fue un hombre de mucho humor y nativo de un pueblo bolivarense, quien lo impuso aquí en la Costa, a comienzos del siglo XX. Otros dicen que el capuchón apareció muchos años atrás en los pueblos con tradición carnavalera como El Banco, Ciénaga y Riohacha. Sea cual sea la versión acertada, lo que se sabe es que es el disfraz insigne de las Fiestas de Independencia de Cartagena.
SE PRENDIERON LAS FIESTAS
El 1 de noviembre salí a las 9:00 de la mañana del hotel junto a un grupo de turistas para vivir, en un barrio cercano, la experiencia de lo que en la Costa se conoce como Ángeles Somos.
No habíamos terminado de llegar a nuestro destino, el barrio Torices- cuando notamos un grupo de personas, entre chicos y grandes, con baldes, ollas, tapas, y cucharas, entonando al unísono varias coplas, muy curiosas por cierto, entre las cuales alcancé a escuchar Ángeles somos, del cielo venimos pidiendo limosna pa nosotros mismo... Tintililillo tintililillo, cinco pesos pa mi bolsillo.... no te late no late saca el bollo del escaparate... no te rías no te rías que la mochila está vacía... Logré percibir que las personas se acercan a las casas, entonan esas coplas y a cambio obtienen dinero o productos para preparar un sancocho. Verdura, yuca, ñame, mazorca, papa y hasta liga como le dicen muchos cartageneros a la proteína que acompaña las comidas.
Algo curioso es que al llegar a Torices en cuatro esquinas seguidas ardían los fogones de leña esperando a los angelitos. Alrededor de las 11:30 a.m., aparecieron en grupos, cansados pero dispuestos a preparar las sopas o sancocho como le llaman en esta región.
Entre música estruendosa, desorden, bromas, agua, harina y untados de azulín de pies a cabeza -polvo colorante- almuerzan y bailan hasta que el cuerpo aguante. No se escucha otro ritmo diferente a la Champeta, al Vallenato y a la música carnestoléndica. Reconozco que un nativo me enseñó La camita, El choque, La mecedora y Los tres golpes, pasos claves que identi?can a la Champeta baile característico de los cartaganeros-. No se los explico por bochorno, otra expresión cartagenera para referirse a la vergüenza que produce algo, particularmente pienso que es un baile muy sensual. La rumba la dejamos prendida, pero con ganas de seguir en el bololó, término que en esta región se le atribuye al desorden.
MIÉRCOLES 2, 3, 4 Y 5
Tan agotada me dejó el festejo que pasé dos días descansando y por supuesto, recargando energías para los eventos masivos donde participa el pueblo. Entre el viernes 4, sábado 5 y domingo 6 realicé la visita obligada a los monumentos, cordón amurallado y a la luz de la luna recorrí en coche las estrechas, pero hermosísimas y románticas calles del Centro Histórico porque no se viene a Cartagena si no se visita su Centro Histórico.
Y LLEGÓ EL GRAN DÍA 1:00 P.M.
De todos los días de las ?estas, este es el más esperado. El Des?le de Independencia se constituye en uno de los principales eventos masivos. La ciudad amanece prendida, se percibe un ambiente de goce colectivo, se llenan las calles de colores, se comparte con los vecinos, es decir, se disfruta en todos los rincones de la ciudad. A las 10:00 de la mañana inicia la romería hacia la Avenida Santander.
Desde el mirador del hotel veo pasar disfraces, carrozas, comparsas....y miles de personas sonrientes, entre jóvenes, chicos y grandes. Con cámara fotográfica en mano salgo del hotel a pie y a medio día llego al puente Aguirre del barrio Crespo, punto de partida del des?le. Mi primera impresión es al observar la belleza, color de piel, porte y elegancia de las candidatas que participan por obtener la corona del Reinado de la Independencia Algunos cartageneros se acomodan en los balcones de los edi?cios, se suben a los palcos o se ubican en las murallas, para ver el des?le.
La Avenida Santander se convierte en el mejor escenario, invadida por miles de personas que conmemoran una vez más el grito de INDEPENDENCIA. A la 1:00 en punto arranca el des?le que encabezan las autoridades y las sirenas policiales. Detrás, reinas, disfraces, comparsas de bailes típicos inspirados en ritmos africanos y del Caribe. La gente goza más con el repique de tambores y las melódicas gaitas, y se contagia de la alegría de los integrantes de los grupos musicales. Pese a que los dos costados de la avenida ya están colmados, los cartageneros siguen llegando masivamente a disfrutar del des?le.
Me ubico en la acera derecha, exactamente donde están las playas de Marbella, y desde allí aprecio los disfraces, las pelucas, las camisas ?oreadas y coloridas, los capuchones y por supuesto, mucha espuma, agua y maicena. Música folclórica, alegría, sonrisa, mujeres lindas y famosos de la televisión, se aglomeraran junto a mí para celebrar un aniversario más de la libertad de la ciudad. En este espectáculo el Joe Arroyo, Celia Cruz y Michael Jackson volvieron a la vida.
La Shakira cartagenera y el Hugo Chávez colombiano no se perdieron las fiestas. Me adelanto hasta el destino final, el Parque de La Marina. Allí las reinas, los grupos artísticos llegan sedientos, pero felices por haber participado en una verdadera tradición cultural cargada de parranda, alegría y jolgorio.
El remate del desfile lo disfruto en la Plaza de La Aduana con la presentación de grupos musicales que entonan las canciones insignias de las fiestas -La camisa rayá, Tres puntá, Cundé cundé, Se va se va, Suena buscapié* y Coroncoro- repetidas veces hasta que culmina la ?esta...
** Si tuviera la oportunidad de regresar a disfrazarme de capuchón y disfrutar durante las ?estas populares, no lo pensaría dos veces. 2016, ¡espérame!. Y que sigan las canciones novembrinas en las emisoras, en los picós, en los bailes y donde quieran seguir contagiando de alegría las Fiestas de Independencia. Tengo un año para aprenderme otro ritmo pegajoso, La camisa rayá, fusión de fandango y merengue que se baila, canta y tararea durante las ?estas, compuesta por Miguel Durán.
Mi camisa rayá la única que tenía no me la pongo más me la dañó María...de aquí pallá de allá pacá; de aquí pallá de allá pacá. La la la la...
Hasta pronto Cartagena, la guapachosa.