Cualquier hora es perfecta para disfrutar de la Bahía de Cartagena, la que nunca duerme y siempre está allí abrazando y embelleciendo a la ciudad. La posibilidad de disfrutarla es de 24 horas a bordo de un lujoso yate, un catamarán o en galeón como en tiempos coloniales.
La Bahía de Cartagena es serena, y siempre está surcada de veleros, galeones, catamaranes, buques militares y lanchas rápidas. Bordea barrios como Castillogrande, El Laguito, Manga y la Sociedad Portuaria de Cartagena. La Zona Industrial de Mamonal se divisa desde ella.
Es posible vivir momentos especiales mientras se recorre. A paso lento, de día o de noche; se contempla el amanecer mientras el sol hace su magistral aparición; recorrerla por las tarde es disfrutar de una brisa impetuosa y de la maravillosa presencia de la tímida Luna que se asoma para despedir el día, y, que igualmente nos brinda la oportunidad de acompañarla en un recorrido por la noche bajo las estrellas.
La belleza de la Bahía nos hace soñar y vivir una experiencia mágica y romántica
Punto de abordaje
Para navegar por la Bahía de Cartagena se debe abordar diagonal a la Torre del Reloj, frente a la Alcaldía Distrital. No se requiere ingresar al Muelle Turístico La Bodeguita.
Tiempo de recorrido
Dos horas aproximadamente.
Recorrido
Luego de partir lo primero que se divisa es el esplendor del majestuoso Centro de Convenciones, la Base Naval de Colombia donde se aprecian fragatas y barcos de guerra al igual que submarinos y otras imponentes embarcaciones de la fuerza Naval.
Se divisa luego Bocagrande y Castillogrande, con sus enormes y elegantes edificaciones de arquitectura vanguardista. Al llegar al sector de Castillogrande frente al Club Naval se inicia el regreso dando la vuelta cerca al Muelle de Carga. Durante el regreso el paseo se hace más romántico al divisar poco a poco la majestuosidad de la ciudad amurallada y las grandes cúpulas de las iglesias y techos de las casonas coloniales. El Fuerte de Pastelillo donde queda el Club de Pesca; la marina ubicada en Manga con hermosos veleros y yates de otras nacionalidades; el Puente Román que une al centro con Manga y el Castillo San Felipe, hacen del recorrido un momento inolvidable. Finaliza el recorrido en el mismo punto de abordaje.