Museo Histórico, símbolo de Cartagena

No niego que antes de entrar sentía pánico, pero la curiosidad por conocer la historia del Palacio de la Inquisición, ubicado en cercanías de la Plaza Simón Bolívar en el Centro Histórico de Cartagena de Indias, era mucho mayor que mis temores. Algunos amigos que visitaron el lugar dijeron que se escuchan gritos de las almas impuras ejecutadas en este lugar; otros van más allá de la realidad al decir que un fantasma merodea por todo el patio principal. De cualquier forma, mis pasos no se detienen a pesar de que mi mirada refleje angustia.

“Son 20.000 pesos” dice la recepcionista, quien ve como me congelo al quedar atónito viendo uno de los cuadros de la recepción del Palacio. Pago el billete que me deja disfrutar esta impresionante obra arquitectónica del siglo XVII que cuenta con una portada elaborada en piedra caliza calcada en su entrada, simplemente espectacular.El Palacio de la Inquisición es por hoy la casa del Museo Histórico de Cartagena (MUHCA), donde se encuentra el Archivo Histórico de la ciudad, además de albergar las dos plantas que cuentan la ruta inquisitoria y las cuatro salas del segundo piso encargadas de explicar a los visitantes el modelo de conquista español, ver cómo funcionaba la trata de negros; el desarrollo portuario, arquitectónico y cultural del siglo XVIII; los recientes acontecimientos en la ciudad y muchas cosas más.

El chirrido de la reja deja de sonar al ingresar a los aposentos y, contrario a lo que pensaba, se respira un ambiente de paz. Como es día de semana y estoy por la ciudad en un momento donde el flujo de turismo es relativamente bajo, el palacio tan solo albergan dos personas además de mí. Lo primero que veo al entrar es el patio principal, gigantesco e imponente con sus muros que me separan del bullicio citadino.La fotografía obligada aquí es en una llamativa pared amarilla con una puerta antigua en la que, detrás de ella, parece una especie de cárcel para apresar a los acusados de ofender la fe católica. Sigo avanzando y a unos pocos pasos hay otra puerta que ofrece un ambiente diferente al del museo. Una sala audiovisual equipada con un potente sonido y televisor que emiten un video narrando la historia de Paula de Eguiluz, mulata acusada de brujería que sufrió fuertes represalias.

Luego del video, observo todo los datos históricos que tiene acerca de la presencia de la inquisición en Cartagena. Me entero de que en esta ciudad instauraron el tercer tribunal de América (los primeros fueron en Lima y México) y que fueron aproximadamente 1.100 casos que se presentaron en este lugar. Mientras leo esta información me recorre un escalofrió en el cuerpo, es como si la presencia de los ejecutados rondara en cada una de las palabras que leo, algo aterrador.

Llego a la Huerta, un espacio de más de 700 metros con un árbol enorme que cubre con sus ramas todo el lugar, permitiendo una sombra envidiable. En cada rincón puedes relajarte sin sentir los rayos del sol quemandote los hombros. Parece un espacio apartado del mundo real donde el caer de las hojas es lo único que se escucha. El lugar tiene una guillotina con una hoja oxidada, la horca, varios cañones y un pozo en la mitad del enorme patio.Me tomo una fotografía simulando que iba a ser ejecutado en la Horca con la soga, pero siento que ésta se mueve sola. No sé si es porque entré al palacio asustado, o realmente se ajustó, pero decido quitar mi cuello. Ya mi miedo era notorio, las gotas de sudor recorrían mí frente a pesar de que el día estaba fresco y la brisa era fuerte.

Después de estar en la Huerta era hora de ir al segundo piso, pero decido irme porque mi corazón bombeaba más rápido de lo normal. Sé que volveré, pues debo terminar de recorrer el palacio, pero mientras tanto voy a la habitación del hotel a tomar un agua con azúcar y pensar en la aterradora belleza que tiene este sitio ícono de la ciudad.