El recorrido a pie por las calles y plazas de
Getsemaní en Cartagena de Indias es una de las experiencias que más he disfrutado en mi vida de turista por el mundo.
Más Experiencias en Cartagena.
Para comenzar, tengo que decir que me encantó la vida cotidiana de sus habitantes. Las esquinas llenas de gente, los vecinos charlando en las puertas, así como una que otra canción vallenata, que se logra escuchar casi en cada recinto. La
amabilidad, calidez y solidaridad, hacen presencia en este barrio de la ciudad, como en todos sus rincones.
Sin duda alguna, lo que más llama la atención, y en eso coincidimos muchos extranjeros, es el “festín” de colores de las fachadas de sus casas -algunas altas y otra bajas- amarillas, naranjas, verdes, azules y rojas, como salidas de los lienzos de los grandes pintores. Quedé maravillada con la
armonía, belleza y tranquilidad del paisaje. Por cierto, la mayoría de las casas tienen nombres, quizás el de la persona más querida de la familia como Lola, Marlin, María, entre otros. También están los lugares que aún conservan el letrero de los negocios que allí funcionaban, como la fábrica de Cepillos Asear en la
Plaza del Pozo y algunas farmacias de renombre en la
Calle de la Media Luna.
Los patios de las casas son espaciosos y están llenos de plantas y flores. La frescura, arcos y la altura de las paredes, son aspectos característicos de las casas que, aunque restauradas, aún conservan la
esencia colonial. Apacibles hoteles boutique, hostales, casas y hoteles; pintorescos bares, cafés, discotecas, pizzerías, restaurantes, panaderías, ebanisterías, modisterías, tiendas de abarrotes y los innumerables personajes callejeros que están en medio de sus viejas calles, hacen de este barrio el favorito para muchos extranjeros.
La Iglesia de la Santísima Trinidad,
la Iglesia San Roque,
la Iglesia de la Tercera Orden, el
Parque Centenario, el
Camellón de Los Mártires, el
Centro de Convenciones Julio César Turbay Ayala, parte del cordón amurallado, así como cinco baluartes, también hacen presencia en la denominación del barrio.
Una sola tarde no fue suficiente. Fallé en mis cálculos. El paseo comprendió varias tardes y noches en el barrio, puesto que este sector está impregnado de historia y de tradiciones populares que dan ganas de redescubrir y de revivir una y otra vez. A
Getsemaní lo recorrí junto a un viejo amigo cartagenero. Insólito, pero tanto él como yo quedamos asombrados de la
arquitectura, de la gran
identidad popular, de la larga tradición musical y festiva, del nombre de las calles y la estrechez de las mismas, del interior de las casas, de los balcones y grandes ventanales, de las noches y del romanticismo de la Plaza de la Trinidad y su antigua ermita.
Eventos en Cartagena de Indias.
Justo donde se encuentra la Iglesia de la Tercera Orden, frente al Centro de Convenciones, iniciamos nuestro recorrido. No es muy grande, pero es preciosa. Llama la atención su altar. Justo a dos pasos se encuentra intacta una majestuosa y enorme edificación, que aún conserva el nombre de las extintas salas de cine –el teatro Colón y Cartagena-, lugares que se encuentran en proceso de restauración. Casi llegando a la esquina, se aprecia lo que es hoy el Hotel Monterrey, el cual nació de un elegante edificio republicano, obra del arquitecto francés Gastón Lelarge, a finales del siglo XIX.
Calle de la Media LunaUna de las edificaciones que para los getsemanicenses es la más significativa, es el viejo Club Cartagena, justo en la Calle de la Media Luna. Bellísima. Su obra no estuvo ajena a la arquitectura de la ciudad. De su fachada sobresalen las claraboyas elípticas y sus balcones apretados delante de inmensas ventanas.
Pizzerías, hostales, farmacias, entre otros negocios, se observan a lado y lado de la Calle de la Media Luna con
Calle de la Sierpe,
Calle del Guerrero,
Calle Espíritu Santo y
Calle Pedregal. La iglesia San Roque, famosa por la procesión del 16 de agosto, en la que visten a los niños a semejanza del santo, se encuentra en la
Calle Espíritu Santo.
Un nuevo día
Al día siguiente, no resistimos la curiosidad y bajamos por toda la Calle del Guerrero hasta toparnos con la Plaza de la Trinidad, cuya iglesia que lleva el mismo nombre luce imponente por el color amarillo de su fachada. A imagen y semejanza de la primera formación urbana de la ciudad, esta plaza y su iglesia fueron los ejes fundacionales del barrio, así como su
punto de encuentro y de convocatoria para los vecinos. El templo, construido a mediados del siglo XVII, es una réplica popular de la Iglesia Catedral. En el interior hay una valiosa riqueza arquitectónica, artística y artesanal. Me enteré de que en esta plaza partió el Ejército Popular Lanceros de Getsemaní, el cual tuvo un papel decisivo en la Independencia.
En una de las banquitas de la plaza, permanecimos sentados casi dos horas, durante las cuales observé que es el sitio preferido de los turistas y de los getsemanicenses. Allí se reúnen a ponerse al día comentando los últimos partidos de fútbol y las posiciones del béisbol de las grandes ligas, porque este deporte es la gran pasión de los cartageneros.
Antes de ir a la
Calle Larga, nos topamos con la Plaza del Pozo. Es pequeña, su forma es triangular, posee no más de tres bancas, un pozo en el centro y algunas obras del escultor cartagenero Edgardo Carmona. Como dato curioso, supe que esta plaza fue el punto de partida para la Independencia de Cartagena de Indias. En ese lugar, el 11 de noviembre de 1811, hace 200 años, salieron los Lanceros de Getsemaní comandados por Pedro Romero con ansias de proclamar la libertad definitiva.
Calle Larga
Al fondo de la Plazuelita del Pozo está la Calle Larga. Actualmente es la más comercial. Restaurantes, tiendas de antigüedades, sucursales bancarias, mueblerías, y edificios residenciales, entre otros negocios, topan cada costado de la vía. Esta calle, como todas las de Getsemaní, tiene un componente histórico, pues en ella vivió Pedro Romero, uno de los personajes principales del movimiento de Independencia de Cartagena. Era un artesano mulato, dirigente de las milicias de pardos que conformaban los Lanceros de Getsemaní. Al fondo de la calle queda el Centro de Convenciones Julio Cesar Turbay Ayala, epicentro de los eventos más importantes de la ciudad.
Calle del Arsenal
Seguimos el recorrido hasta encontrarnos con la Calle del Arsenal o Zona Rosa, popular por ser el centro de rumba de los cartageneros y los turistas. Tiene una vista privilegiada a la bahía interna de la ciudad, y en el fondo se aprecia el imponente
Baluarte del Reducto, primera obra de fortificación de Getsemaní, construida en 1631 como consecuencia del ensanchamiento de la ciudad.
Haber recorrido el barrio de Getsemaní, me permite decir que es un
barrio seguro, que dejó de ser un destino solo para mochileros. Es visitado por cientos de extranjeros que buscan tranquilidad y diversión sana. Atraídos por los encantos del barrio, depositan su confianza para deleitarse con la cultura y vida que envuelve al corazón de Cartagena. En su interior se ha gestado un nuevo ambiente, producto del esfuerzo de su comunidad y de las autoridades. Ahora tiene el
valor histórico y turístico que se merece. Sus habitantes se sienten orgullosos de su riqueza social e histórica.
Ya sea de las Chancletas, la Sierpe, Lomba, San Juan, del Pozo, Angosta, Maravillas, San Antonio, Pedro Romero, el nombre no importa, lo mejor es adentrarse en ellas y sumergirse en la cultura costera de nuestra histórica Cartagena de Indias.
En la mira de los empresarios hoteleros
Este barrio ha adquirido tanto valor, que muchos extranjeros y gente del interior del país han comprado y rediseñado predios, dando paso a un sector casi exclusivo con hostales, residencias, hoteles boutiques y hermosas residencias privadas para el descanso y disfrute de extranjeros.
Sitios de interés turístico en Getsemaní
- Centro de Convenciones.
- Muelle de los Pegasos.
- Camellón de Los Mártires.
- Parque Centenario.
- Iglesias: Tercera Orden, San Roque y La Trinidad.
- Plazas: del Pozo y de La Trinidad.