GELATERIA TRAMONTI: Heladeros Italianos Conquistan Cartagena de Indias

“Un helado al día, quita al doctor del día”, es la frase que utiliza Matteo Eldi, uno de los dueños de la Gelateria Tramonti, para invitar a las personas a comer helado en su establecimiento. Un lugar pequeño y acogedor, colorido y ambientado con muchas flores, que te lleva a la provincia que los vio crecer, La Spezia, una ciudad que se halla entre colinas, flora y mar. Hace 3 años decidieron radicarse en Cartagena de Indias luego de pasar, por 8 años, sus vacaciones en nuestra hermosa Cartagena. Amaron el clima desde que llegaron. Su gente. El encanto de sus callejuelas. Y, por supuesto, no dejaron atrás la belleza de la mujer colombiana, que Matteo resalta con cara sonrojada.

“Italia es un país que pide muchos impuestos, el estado se queda casi con el 50% del salario y el IVA está en 23%”, dice Matteo Eldi (propietario de la Gelateria Tramonti). Por eso, estos hombres aventureros decidieron emprender su nueva historia en el corralito de piedras, luego de visitar más de 40 de ciudades del mundo y, darse cuenta que la calidad de vida que ofrece Cartagena, superaba las expectativas de este par de italianos. Abrieron esas puertas azules envejecidas, propias del diseño colonial de la ciudad, y pusieron en marcha sus carreras profesionales. Matteo es heladero y chef certificado en Italia y su hermano mayor, Davide, es administrador de empresas. La combinación perfecta para triunfar en un negocio. Entre tantos sabores, no sabía a cuál fotografiar para deleitarlos y antojarlos con las delicias de esta heladería. Pistacho, chocolate amargo puro, amarena (que a propósito es mi favorito), sandía, mango, straciatella, cookies, cassata siciliana, avellana, oro nero, menta after 8, y muchos otros sabores que día a día encuentran en la vitrina de esta heladería, esperando ser degustados. ¿Saben lo que más me gustó de la Gelateria Tramonti? A parte de la buena vibra de sus propietarios, lo artesanal en la fabricación de sus helados. Toman la fruta fresca del día y 30 minutos después, ya tienen un helado fresco y listo en vitrina. De 3 a 4 días, lo que no se llega a vender, se bota, porque como dice Matteo, “el helado es como un bebé, hay que cuidarlo, protegerlo de los cambios climáticos, la luz, el sol y mantenerlo en una temperatura ideal”. Y antes de despedirnos Matteo quiso que les escribiera un mensaje para que no se perdieran de esta tentación, lo mejor, era como sonaba en su exótico acento italiano, “…Un gelato no engorda, es felicidad, no tengan miedo de venir, que como lo dije al principio, un helado al día quita al doctor del día”

Agradecimientos especiales a los hermanos Eldi, la vendedora en la vitrina que sonreía con cada respuesta de Matteo y a los coloridos helados que salieron espectaculares en las fotos.