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Extraño a mi tierra

“Camina la ciudad, deléitate, disfruta. No te pierdas ni un solo instante de tu estadía, no espabiles, que Cartagena tiene vida de día y de noche, en cada rincón de la ciudad siempre habrá una fiesta que termina con el amanecer, siempre baile, canciones y risas.”, es el relato de Camila López Casasbuenas, una cartagenera que extraña su ciudad.

En Estados Unidos estamos de primavera.  La temperatura afuera es de 11 grados,  pero yo siento como si estuviéramos a unos cuantos grados bajo cero ¡y es que uno no se acostumbra! Todos los días, unos más que otros, piensa uno en su ciudad. ¡Ay! Que no diera por desayunar en la casa un café con leche, un bollo de mazorca negrito traído por Nicolás, queso y suero; ir a la playa a coger sol y espantar la gripa; un sancocho de mi abuela; ver el atardecer en las murallas con el mar de frente; hablar con los míos o simplemente que se vaya la luz para ver mejor las estrellas.

Estando lejos las cosas sencillas se aprecian más. La música, la comida, los amigos, el sol, el calor, el sudor, las murallas que siempre han estado allí, la playa, los colores, los olores, todo, absolutamente todo, se extraña. Nací en Cartagena y estudié toda mi vida en un colegio ubicado frente a las murallas, allá no necesitábamos aire acondicionado, la brisa del mar que se colaba por la ventana era más que suficiente para refrescar el ambiente, crecí con el aroma del mar.

Caminar las calles del Centro es mágico. No importa si es la primera vez que lo haces o si llevas 30 años haciéndolo, el centro de Cartagena es un lugar tan complejo y tan sencillo, glorioso, histórico y señorial.

Si eres turista y quieres aprenderte todas las calles te recomendaría caminar todo un día el centro sin mapa e ir de una dirección a otra, es la mejor forma, vas a dar muchísimas vueltas y recorrerás diferentes calles solo para darte cuenta al final del día que no llegaste a la dirección que esperaba, pero que te enamoraste más de la ciudad amurallada. Conoce la Plaza de la Aduana y el Portal de los Dulces y verás que la alegría también se come.

“Noches de Cartagena que fascinan, con el suave rumor que lleva el mar, porque la brisa cálida murmura toda una serenata tropical.” Reza la canción del maestro Jaime R. Echavarría y yo no podría estar más de acuerdo con su sentir, Cartagena despierta en visitantes y locales emociones tan lindas como variadas, el que la visita vive en éxtasis, el que se fue vive añorándola.

Si tuviera que escoger el lugar más bonito de  mi ciudad sin pensarlo dos veces diría que el Corralito de Piedra se lleva el primer puesto con sus murallas, sus catedrales, sus fortalezas y sus historias. Pero no crea que Cartagena comienza y termina aquí, no, hay más, hay mucho más.

Bocagrande es un barrio ubicado a la orilla del mar, lleno de gente que va y viene y de gente que se quedó viviendo allí. Las mañanas son frescas y las noches prendidas. Salir a trotar a la orilla de la playa en la mañana, luego tenderse al sol al medio día y por la noche salir con los amigos sería la descripción de mis actividades favoritas.

No tema en probar todas las cosas que le ofrece la ciudad, lo peor que le puede pasar es que quede adicto a las Arepas de huevo.  Y ya que yo no tengo la dicha también lo invito a que deguste una buena carimañola, una arepita de queso, un coctel de camarón y un pescado frito con arroz de coco negrito, ensalada y patacón.

Si usted va a Cartagena sepa bien que la persona que está escribiendo en estos momentos le tiene envidia, eso sí de la buena.

*Camila López Casasbuenas, es egresada de la Fundación Universitaria Colombo Internacional 

 

–Unicolombo- quien se encuentra en Washington gracias a un convenio internacional con BCLI. Bert Corona Leadership Institute como docente en las escuelas Ketcham y Payne Elementary.

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