La costumbre tiende a hacer olvidar que la verdadera belleza de conocer radica en el asombro.
Soy cartagenera de nacimiento y, a decir verdad, de las cosas que más amo de mi ciudad natal, la oportunidad de disfrutar un día de sol en la playa no se encuentra de primera en mi lista. Sin embargo, con el paso de los años me he dado cuenta que la rutina tiende a desvanecer la esencia de las cosas.
Por este motivo, y aprovechando la compañía de amigos ex-tranjeros que adoran la playa, estas vacaciones me puse en la tarea de (re) conocer durante una semana las playas de Cartagena.
En un recorrido estratégico de siete días desde la punta de Castillogrande hasta la zona norte, en Manzanillo disfruté del im-ponente sol, la arena café, la brisa y las aguas cálidas de siete pla-yas cartageneras.
Playas Castillogrande
Ubicadas en la zona más moderna de la ciudad y rodeadas de lujosos edificios blancos, estas playas se caracterizan por la priva-cidad, la seguridad y los bellos atardeceres que allí se observan. Ideal para personas que deseen disfrutar un tiempo corto en la pla-ya, bien sea para trotar, divertirse con los niños o tomar el sol.
Playas El Laguito y Bocagrande
Dos de las playas más populares de la ciudad y preferidas por los turistas, situadas a sólo unos cuantos metros de los hoteles, restaurantes, almacenes y bares. Con un día soleado, en esta zona costera las personas se pueden deleitar con las exquisitas ensala-das de frutas de las palenqueras, jugar un partido de voley playa o tomar un coco loco al son de un conjunto vallenato.
Para los amantes de la adrenalina, la zona de Las Velas resulta perfecta para practicar deportes acuáticos como el surf y la vela, ya que si bien todas las playas de Cartagena son de marea baja, las temporadas de brisa favorecen la formación de olas idóneas para este tipo de prácticas.
Playa Marbella
Aunque la cercanía con la ciudad amurallada sector del Cen-tro Histórico configura estas playas como un lugar deseable, la gran concurrencia que estas tienen y su proximidad a la Avenida Santander dificulta visiblemente el goce total de este lugar.
Playas Blas el Teso, La Boquilla y Manzanillo
Ahora, si lo que se quiere es comer un buen pescado frito al son de la champeta o el vallenato, se ha llegado al lugar perfecto. Ubi-cadas al norte de Cartagena, estas playas bien podrían ser la mejor opción para disfrutar de un día completo de folclor, buen almuerzo y un atardecer tranquilo.
El bar-restaurante Blas el Teso, en La Boquilla, y Dónde Don-na, en Manzanillo, son los sitios ideales para disfrutar suculentos platos típicos acompañados de un buen cóctel.
Finalmente, después de haber redescubierto los 17 kilómetros de playa que rodean al Corralito de Piedra, puedo decir que es en es-tas zonas litorales donde se halla la verdadera alma caribeña. A fin de cuentas, gozar se trata solo de una cuestión de actitud.