Texto: Milena Conrado B.
Foto: Fernando Parra
Playa Blanca es sencillamente un paraíso espectacular, tan espectacular que la mayoría de personas que la visitan por un día, regresan como yo, atraídos por la belleza de su mar verde-azul y arena blanca.
A este paraíso mágico llegué el martes 13 de mayo por tierra, cruzando el Canal del Dique por el nuevo puente que lleva el nombre el ex alcalde de Cartagena de Indias, Campo Elías Teherán. Antes solía hacerlo en lancha rápida por el mar o partiendo en auto de Cartagena hacia el ferri en Pasacaballos. Ya este servicio de ferri quedó en el pasado y hoy turistas y nativos contamos con el privilegio de hacer el trayecto por tierra.
De Cartagena salí a en carro particular, tomando la Zona Industrial de Mamonal, cruzando a la izquierda por Abocol y luego de un kilómetro más y de cruzar a la derecha se divisa imponente el puente recién inaugurado y desde que fue abierto al público, visitar a Ararca, Santa Ana, Playa Blanca, que pertenece a Barú, se hace más rápido y menos traumático.
El puente es bastante inclinado, sus barras amarillas contrastan con el color de la naturaleza. La seguridad está garantizada con un control militar a la bajada del puente. La primera localidad que se encuentra aproximadamente uno o dos kilómetros después de bajar el puente es Ararca, corregimiento que pareciera estancado en el tiempo. Después de un largo trayecto por una vía totalmente asfaltada, un letrero a la derecha de la vía da la bienvenida a Playa Blanca.
Guiada por el letrero se entra a un sendero plano sin pavimentar, pero en perfecto estado, que luego de cinco minutos lleva a la parte alta de Playa Blanca donde se dejan los autos en un parqueadero que cobra 7 mil pesos por el día.
Al salir del parqueadero dos caminos que conducen a la playa, a unos 100 metros, un poco intransitable al comienzo pero hacen del paseo una experiencia distinta.
Lo primero que se alcanza a divisar al finalizar el camino que se elija después son los restaurantes típicos en completo orden y al pasarlos ¡oh¡ que sorpresa el mar más hermoso y verde-azul que se puede apreciar. El color azul en todas sus tonalidades es perfecto y la arena blanca es encantadora.
En este paraíso los nativos alquilan caretas que permiten apreciar las especies de corales, piedras, pastos marinos e infinidad de peces de infinidad de tamaños y magníficos colores, gracias también a las cristalinas aguas. Uno de los planes favoritos es llegar hasta el sector de las cuevas y lanzarse desde las piedras más altas o disfrutar de los espacios solitarios de las rocas apreciando el inmenso mar.
Si el plan es tomar el sol, el lado sur es el ideal por la cantidad de sillas y carpas playeras.
La zona de camping recomendada es a los alrededores del puesto de la Policía Nacional. Allí los visitantes instalan sus carpas. Este resulta ser uno de los mejores planes de este ensoñador lugar.
Pregunte por el restaurante de Rigoberto, por su amabilidad, carisma y buen sazón es mi recomendado. En su cabaña modesta, pero impecable en limpieza y orden, tiene una mini tienda, una enramada-restaurante- carpas y hamacas para pasar la noche por no más de diez mil pesos. Rigoberto es allí digamos el dueño, administrador, chef, mesero, y tendero de su propio negocio. Es de esas personas que hace sentir a sus comensales como parte de la familia. En su restaurante deleite una deliciosa mojarra con sazón indescriptible. El costo del plato con arroz con coco, ensalada, patacón, mojarra frita y una refrescante agua de panela fue de 15 mil pesos. También ofrece bandejas con pargo por 25 mil pesos.
En temporada alta los precios de las cabañas para hospedarse varían. Se consiguen desde 40.000, hasta 80.00 por pareja. Las cabañas son de paredes de madera, techo de paja, y piso de arena de mar las de planta baja y de madera las del segundo piso.
En playa Blanca no hay energía, pero por las noches algunos establecimientos encienden sus plantas eléctricas por algunas horas. Es muy romántico pasar las noches en este maravilloso lugar, guiados por la luna o por velas que iluminan las mesas de los establecimientos a la orilla de la playa a ritmo de champeta, reggae y vallenato.
A playa Blanca acuden turistas de todo el mundo a pasar más de dos noches e inclusive meses. Ellos prefieren la parte norte. Por ello, es habitual ver cantidad de extranjeros en ese sector. Los cartageneros suelen ir en la mañana y regresar en la tarde a la ciudad.
Como dato curioso tenga en cuenta que preferiblemente para regresar por agua podría hacerlo los sábados o domingos, días en que llegan y salen botes grandes.
Personalmente les digo que me parece mucho mejor ir y regresar por tierra, por economía y por el corto tiempo en que se llega.
Tengan en cuenta que los precios varían dependiendo de la temporada en la que se viaje.
Sencillamente Playa Blanca es un lugar espectacular. Estoy segura que no se arrepentirá de vivir un par de días en este paraíso.