Tiquetes aéreos comprados, hotel reservado, tours revisados. Y, ¿la comida? Muchas veces no atendemos con relevancia el tema de la alimentación cuando planeamos un viaje. Siempre lo resolvemos con una hamburguesa o una comida ligera en la calle.
¿A qué sabe Cartagena de Indias?
Abordamos el avión y estamos sentados con ropa cómoda. Sandalias las mujeres y mocasines los hombres. Gafas en el bolso e incluso un sombrero que aviva el espíritu de las vacaciones y que indica que vamos a la Costa colombiana.
Llegamos a Cartagena y el más exótico y divertido plan, debemos ponerlo sobre el tintero: conocer su gastronomía, sus sabores más auténticos, sus tradiciones, ingredientes y toda la cultura que vive en la ciudad y que podemos degustar de acuerdo a los diferentes presupuestos que diseñemos para nuestra experiencia.
Algo para no olvidar
La felicidad consiste en saborear los placeres de la vida. Las manos expertas de los mejores chef de la ciudad son una bendición, especialistas en complacer a sus clientes, arropando con amor y alegría cada plato emblemático en sus diferentes presentaciones. No puedes regresar a tu ciudad de origen sin haber degustado la afrodisíaca y deliciosa comida de mar. La ricura que se esconde en las frutas tropicales. La maravillosa fusión de la gastronomía. El insaciable y apetitoso aroma que impregnan infinidades de platillos exóticos.
Nos huele a mariscos, pescados, coco, plátanos, fritos, queso costeño, empanadas de huevo, dulces, bollos, clavo de olor, entre otros ingredientes, que crecen y se encuentran en nuestra ciudad, y en pueblos aledaños a ésta.
Caminar por sus calles y deleitarse con los aromas de la cocina caribeña. Una posta cartagenera, que es lomo de res cocinado con panela (jugo de la caña de azúcar), clavos de olor, verduras y especias del Caribe. Un arroz con coco que endulza el paladar con la leche de coco frita. Una cazuela o crema de mariscos con los frutos de nuestro mar, ajo y leche de coco. Unos patacones pisao con ajo, que es el plátano verde aplastado y frito. Y así, hay un sin número de platos que debemos probar para decir:
¡Vinimos a Cartagena de Indias!