20 minutos en el Portal de Los Dulces

Medio día y el sol incandescente de Cartagena de Indias me tiene agotado. La Plaza de Los Coches es un hermoso lugar donde La Torre del Reloj, la estatua de Pedro de Heredia y el sonido constante de las herraduras de los caballos alegran mi espíritu de turista. Pero el calor hace que busque un refugio momentáneo para poder seguir mi camino.



Al costado de este emblemático sitio veo el Portal de Los Dulces, un sector concurrido por cartageneros y turistas que vienen en búsqueda de los deliciosos dulces típicos de la ciudad. Quizás tenga el nombre de portal porque nos lleva a una dimensión donde el paladar se deleita con manjares como cocadas, bocadillos y muñequitas de leche que se exhiben, principalmente en grandes recipientes de vidrio transparente, en este llamativo paraje histórico y comercial.

Sin dudarlo decido ir a admirar este pasaje y, mientras me mantengo bajo la sombra, escucho el pregón ¡a la orden! por doquier. Las coloridas artesanías también llenan de colores este lugar con valiosas hamacas, mochilas y sombreros hechos a mano. A los 10 minutos de haber pisado este paraje, ya me encuentro deleitando un exquisito manjar agridulce que captó mi atención entre la variedad de manjares, -bola de tamarindo recubierta de azúcar- y, justo en ese momento, un anciano que debe superar los 90 años me propone unas maracas pintadas de verde con rojo, así que decido comprar uno de estos instrumentos, más por ayudar al señor que se muestra cansado, pero pienso que la inversión vale la pena si de llevarme algo simbólico de este nuevo viaje a La Heroica se trata, ciudad que visito con frecuencia.



Aprovecho el paisaje de la Torre del Reloj, la Plaza de Los Coches, la Plaza de La Aduana, el cordón amurallado y la Calle de Las Carretas de fondo para autografiarme con este hermosísimo telón que forman estos valiosos lugares de Cartagena. Las edificaciones que me rodean hacen extraordinarias cada imagen capturada, así como las docenas de personas, locales y extranjeras, que transitan por el portal.

La brisa que corre bajo el Portal junto con la gran cantidad de azúcar consumida recupera mis fuerzas para seguir recorriendo el Centro Histórico. 20 minutos después, decido marcharme pero no sin antes comprar un paquete con los mejores dulces del lugar.

Ahora sí, a seguir con ganas mi caminata por las calles del Corralito de Piedra mientras saborea una muñequita de leche, una cocada de coco y guayaba, una alegría y un turrón de ajonjolí…¡delicias para saborear!.