Colores y sabores que disfrutan los turistas en Cartagena

“Que hermoso lugar el que tienen ustedes en Colombia. Sus vistas, el clima, la alegre y amable actitud de la gente, pero sobretodo, que espectaculares colores y deliciosos sabores se pueden ver y probar en los distintos puestos de frutas del Centro Histórico de Cartagena”. Y es que a pesar de haber visitado varios países del Caribe, Mary Ann, una turista de Londres, Inglaterra, quedó realmente impactada y enamorada de la inmensa variedad de frutas tropicales que se pueden apreciar en las calles de La Heroica.Mango, mandarina, piña, papaya, sandía, coco, naranja, torombolo, así como aguacates de distintas clases y tamaños, entre muchos otros frutos de regiones cercanas a Cartagena, son vendidos en carretas que por su colorido y textura adornan el Centro Histórico de la ciudad, donde los nativos y turistas de todas partes del mundo se acercan para comprar porciones o frutas completas de la mejor calidad.

En sus distintas visitas al centro de Cartagena, Mary Ann no desaprovechó la oportunidad de probar una y otra vez los distintos sabores propios de esta gran diversidad de productos naturales que llegan al paladar de los comensales directo desde los distintos cultivos de la zona.

También le puede interesar: Bailes folclóricos, tradición viva de Cartagena“Un día sólo compré frutas y algunas verduras de color verde. La variedad en los matices, formas, tamaños y, por supuesto, de sabores, es realmente alucinante. Un mango verde que comí con un poco de pimienta y limón, como me recomendaron, un par de naranjas, verdes por fuera pero llenas de mucho jugo, un aguacate que se deshace en la boca y un fresco pepino cohombro de gran tamaño. Al día siguiente no me quedé con las ganas de probar el salpicón, es realmente delicioso y una gran opción para refrescarse del calor intenso de Cartagena.

Aproveché la mañana también para disfrutar de las mandarinas, ácidas y dulces al mismo tiempo, y sin darme cuenta me comí al menos cinco.

Definitivamente creo que la gaseosa no debería existir en el menú de los cartageneros. Con la exquisita oferta de jugos naturales, ya sean en agua o leche, podría pasar más de una semana sin tener que repetir un sabor. Lulo, guanábana, corozo, guayaba, tomate de árbol, tamarindo, son solo algunos de los que pude disfrutar en mi paso por la rica y sabrosa Cartagena”, nos contó Mary Ann realmente emocionada. Esta espectacular venta de frutas y productos naturales al aire libre, además de invitar a probar y deleitarse con variados y exquisitos sabores, se constituye también en una impactante exhibición de colores y formas que comprueban que Cartagena y sus alrededores están llenas de tierras fértiles.

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Finalmente, Mary Ann también se enamoró de “Las Palenqueras” que se pasean por las calles y plazas del Centro Histórico. “Solo estas mujeres son capaces de llevar sobre sus cabezas un considerable peso y, al mismo tiempo, tener la energía y sabor para contonearse con los contagiosos ritmos caribeños. Su actitud alegre, así como una presencia que transmite tenacidad y sabiduría, las convierte en algo más que vendedoras de frutas, son embajadoras de Cartagena y definitivamente uno de los elementos icónicos más poderosos de la región. Larga vida para ellas, y larga vida para las tradiciones que son el verdadero tesoro de la ciudad”.Antes de regresar a Londres, donde nos dice la espera una ciudad fría, la acompañamos a aprovisionarse de algunas frutas y conservas que podía llevar consigo de regreso. “Cómo quisiera poder cultivar algunas de estas en Inglaterra. De seguro llenaría nuestra ciudad, no sólo de color sino también de una actitud mucho más cálida y amigable”. Mientras empacaba con cuidado las cosas en su maleta, aprovechaba también para comer los últimos bocados y disfrutar de esta increíble gama de sabores y colores que La Heroica ofrece a todos sus visitantes.

Cuando nos despedimos de Mary Ann, nos quedamos pensando sobre lo bueno que sería que algún día valoremos a nuestra querida Cartagena y nuestro país de la forma en que lo hacen los turistas, como el tesoro que realmente es.